Un restaurante pequeño acogedor y bien ambientado, de trato familiar y con

Un restaurante pequeño acogedor y bien ambientado, de trato familiar y con una oferta de fondues muy variada. Entre las de queso puedes elegir de 4 o 5 tipos. Nosotros pedimos una fondue bourgignone acompañada de varias salsas caseras originales (de curry con Pernod, diábola, de cebollino, etc.) y una de queso Sbrinz muy en su punto. Pedimos postres caseros entre los que destaco el gratinado de frambuesa y crema, típico de la ciudad de Basilea. Stephan i su mujer nos trataron con mucha amabilidad. Con un Riesling aleman (2 botellas), cuatro personas salió por 215 €. En resumen muy recomendable para quien quiera probar una fondue en toda regla.

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