Restaurante sito en la plaza porticada de Ainsa. Edificio de piedra que dispone de un patio interior habilitado para comer, pero sin vistas destacables.

La comida no merece ninguna atención especial, todo muy "turistico", tomamos una ensalada de gulas sin ningún interés, judías con pato que estaban bien, cordero al horno, siendo de notar que el cordero que nos sirvieron seguro que ya era abuelo o tatarabuelo dado lo duro e incomestible que estaba; jabalí con salsa de frutas rojas, servido frío y sin traza alguna de las virtuales frutas rojas. Postres tópicos.

La carta de vinos sin interés alguno.

El servicio poco profesional.

Reservamos por recomendación.El sitio es peculiar y original.Pedimos un menu de 22€ por persona y vino aparte.La comida bien recomiendo la cecina de jabali y el cordero(exquisito) no recomiendo las judias que eran de menu bar de carretera, el pollo al chilindron fue normal.El servicio demasiado lento.Tanto tiempo en esperas que te aburres y entra sueño.Más de 2 horas sin cafe ni copas.No ponen manteles y la mesa de azulejos/madera se hace muy fria y poco higienica.

Ciertamente tiene pinta de turistada, inevitable por su localización. Comí pochas con codorniz, las pochas muy ricas, la codorniz, regulera. Después el solomillo de ciervo con salsa de grosellas y puré de manzana, acompañado con unas ciruelas. un pelín pasado para mi gusto ( no preguntaron punto ). De postre, biscuit de higos con salsa de almendras ( esta no estaba ácida ). No tomé vino y 40 eurazos. Por cierto, es cierto que había gente, pero el servicio se limitaba a tomar nota y servir los platos. Ni detalles ni nada, Qué va a tomar y aquí está el plato.

Restaurante con cierto aire a "turistada". Enclavado en las cuevas medievales de una casa de la Plaza Mayor de Ainsa. Entorno frío, algo incómodo.
Servicio, lo justito en atención.
Comida: A la carta. Crema de boletus (bien), verduras plancha (bien), lomo de ciervo asado (muy bueno), bacalao al horno (de pena), tarta de queso (buena), biscuit de higos con una salsa de almendras (bueno pero la salsa estaba bastante ácida). Sin detalles ni antes ni después de la cena. Para mi hijo de 7 años unas chuletitas de lechal (???) pasables.
Carta de vinos reducida a la mínima expresión. Decidí no pedir nada.
Precio: 80€+IVA.

Reservamos para el día 27 de diciembre del 2006, exactamente a las 14:30. Nos atendieron una hora después. El servicio deja muchisimo que desear. Los primeros fueron decentes , de segundo pedimos unas chuletas que estaban totalmente quemadas y sabían a carbón. Los postres fue lo único que nos gustó mucho. tarta de queso y tarta de chocolate blanco con gelatina de baileys. RCP muy subida de precio para la calidad que ofrecen. Copas nada acordes con los vinos servidos y de mala calidad. Espero que tuvieran un mal día.

Restaurante ubicado en una casa-fortaleza del siglo XI, realmente preciosa.
Cocina autóctona con fundamento en la caza y las setas, destacando el solomillo de ciervo, -muy tierno-, y el civet de jabalí, magnífico.También muy buena una sopa de boletus edulis que probamos.
Carta de vinos centrada en Somontano, pero también con algunas referencias riojanas, catalanas, etc., y un coperío decentillo.
Nosotros optamos por un Viña Alberdi, que estaba muy rico.
Ajustada relación calidad-precio; quizá un poco subido el precio de los vinos.
Servicio un poco distante; pese haber reservado mesa en zona de fumadores, nos colocaron en una de paso a la cocina.