Hasta el pasado mes de septiembre, nunca había ido a cenar a este restaurante pese a que gran parte de mis vacaciones las disfruto en las playas de Alcossebre.
Desde que entras, te das cuenta de que va a disfrutar de una velada muy agradable; es como esos restaurantes a los que te llevaban tus padres en los años 70.
Trato amabilísimo y mucha profesionalidad, aspectos ambos que se echan de menos en bastantes restaurantes de hoy.
La comida, muy buena; optamos por pedir ostras y a continuación pescado que, tras ser servido en mesa, era retirado con el objeto de limpiarlo de espinas.
En cuanto al vino, sota, caballo y rey, centrado en riojas practicamente en su totalidad y algún ribera, nosotros optamos por un blanco de Marqués de Caceres que no estaba mal.
Relación calidad precio bastante ajustada.
Para mí, mejor que otros restaurantes de la zona, como Can Roig.