Restaurante Huerto Martínez en Cheste
Restaurante Huerto Martínez
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
40,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
44 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.5
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
7.1
Comida COMIDA
8.5
Precio medio entorno ENTORNO
6.8
RCP CALIDAD-PRECIO
7.9
Opiniones de Huerto Martínez
OPINIONES
10

Un local de esos que te sorprende que su ubicación le permita sobrevivir (salvo días de carreras). Se trata de un chalet ubicado en la carretera de Cheste a Chiva, junto a una rotonda después de salir de la A3 (salida siguiente a la del circuito) que pasa frente a los locales de Vicente Gandía y casi cayendo al campo, tienes un chalet convertido en restaurante con terraza y unos jardines a su alrededor.  El interior está decorado entre castellano y valenciano, con mesas vestidas con mantel con amplia separación, sillas cómodas, buenas copas. En sala Toni es un crack de los vinos (y de los vin-ilos) y en cocina, Marta es la que lleva la batuta.

Carta de comidas que podiamos considerar "todo terreno" pues encuentras hasta 15 entrantes tan diversos como gachas, bao frito, tallarines de calamar, pasando por carnes como ternera de buena maduración y ración de medio kilo, pato, manitas; sin olvidar los pescados como hamburguesa de salmón, ventresca o tempura de merluza; pero es que además lo recomendable es la cuchara para arroces y fideuá y los más de 12 postres diferentes. Tienes además opciones fuera de carta que conviene escuchar.

La carta de vinos es amplia con vinos clásicos y de corte mucho más actual, pero lo importante está fuera de carta con algunos viejetes muy interesantes, vinos de pequeña producción, etc.. y sobre todo dejarte aconsejar y ver sus propuestas.

Tres para comer; un agradable pan tostado co aceite y ajo, sin opción de aceite en la mesa. Agua sin gas (cazorla) y con gas (San Pellegrino). En el vino nos dejamos aconsejar y nos propone algo que no vamos a conocer lo cual nos motiva más que mucho y nos trae Sinesquema 2016 (sobre 18€ de coste en bodega), un tinto de baja producción, sin adscribir a ninguna DO, un coupage de syrah y monastrell "y lo que surja" (sic) de la zona de Bullas elaborado por Jorge Piernas, que tras unos minutos de equilibrarse, se mostró pletórico de fruta y golosón.

Para comer, unos entrantes y principal, todo al centro y de forma compartida:

. mollejas de cordero lechal fritas con ajos tiernos: sabrosas, en su punto de fritas, nada aceitosas. Para comerse un pozal.

. bao frito de papada: servido en su cesta de mimbre y sobre una base de ahumado de romero; el panecillo sin ningún resto de aceite por fuera con unos trocitos de papada frita, jalapeño y chimichurri. Pecado mortal.

. huevo, morcilla y setas: en un recipiente redondo individual, un huevo más cocido de lo deseable para mezclar con la morcilla y setas. Le sobraron unos minutos de fuego al huevo para completar un miniplato contundente.

. crujiente de queso de cabra: una porción de queso de cabra, con manzana verde y rematado en forma de empanadilla y acompañado de gelatina de moscatel: cumple bien en sabores y texturas, pero el conjunto queda un poco seco; la gelatina demasiado sutil.

. arroz de alcachofas y costillas de cerdo: con muy pocas alcachofas y buena ración de costillas, un arroz meloso bien de punto de cocción, con buen fondo y servido en cazuela metálica. Nos aconsejó 2 raciones (y como tal es una ración muy correcta) pero hubieramos podido con 3 y casi con 4. No hay que subestimar al "rival".

. de postre solo compartimos un corte de helado de higos: dos piezas de un par de galletas finas y crujientes pero tersas conteniendo un "corte" de helado de higos del que me hubiera gustado más intensidad de sabor a higo. Curioso.

Unos buenos cafés mientras planteábamos futuros encuentros con excusas de vinos novedosos apetecibles y algún viejete (vino viejete). No hubo opción de chupitos ni tampoco lo aconsejaba (para algunos) la salida a carretera. A la vista estaban una buena selección de destilados de propuesta tentadora.

Un sitio a tener en cuenta que va mucho más allá de local de paso por la carretera, especialmente si el vino es una parte importante de la comida.

Tras un acceso y situación no muy motivante, al lado de una rotonda, cercano a la carretera y en las afueras de Cheste; ni campo ni ciudad... El conjunto tiene cosas que ofrecer.
La casa tiene encanto, sobretodo el interior.
Los platos son atrevidos sin pecar de grandes extravagancias ni técnicas super-innovadoras. Honesto.
Esta vez pedimos todo entrantes, los segundos y arroces los probamos otro día y estaban bien, pero pensamos que los entrantes destacan más.
Cigalitas rebozadas de doritos con guacamole, vieiras con piña y huevas, ravioli de morcilla, caviar de berenjena con anchoa, alcachofas con almejas y fideos de bitter, canelón de perdiz.
Ejecución correcta, producto excelente y el conjunto del plato sobresaliente.
Vino: Carta bastante completa a precios bastante comedidos.
Pedimos Abadia retuerta SE 2.006 por 22 € (alrededor del 25% de margen lo considero muy correcto).
El precio global correcto para lo que pedimos, sale mejor pedir un entrante y un plato por persona (entorno a 30€).

A mejorar: Carta de blancos y Champagnes y el uso de la terraza, tiene una pinta espectacular.

Estupendo lugar este restaurante, celebramos allí nuestra boda ¡TODO UN ACIERTO! La terraza super bonita, los detalles cuidados, la atención increíble, los dueños Toni y Marta son un encanto, se portaron genial con nosotros. Los camareros, la música, la comida...BUENÍSIMO TODO! El vino estaba muy muy acertado. Nuestros invitados nos siguen comentando su entusiasmo por lo que comieron y bebieron.
Sin duda colaboraron a que ese día fuera de lo más entrañable y mejor de lo que hubiéramos imaginado.

Para mí, es uno de los mejores restaurantes en calidad-precio que conozco.

El restaurante es un poco tosco, pero ya sé que no puede reformarse al ser propiedad de un caja de ahorros.

En cuanto a la comida, los entrantes están muy buenos y bien presentados, haciendo cambios en su carta, manteniendo los más solicitados, el foie, los spaguettis de calamar.
Su especialidad es el arroz meloso de setas y gambas, aunque su fideua negra de fideo fino tambien está muy buena. Los postres cualquiera que elijas te sorprenderá.

Los vinos, tiene una buena cava y Toni sabe recomendarte el más adecuado, con uno precios muy por debajo de otros restaurantes.

lo dicho, un restaurante muy recomendable.

Nos gusta este restaurante en verano por su terraza, amplia, con espacio para tener una cena tranquila, relajada y amenizada con música de Saint-Germain.

El servicio de los camareros y de su dueño es impecable, porque no nos quejamos de nada, cosa rara en estos tiempos. Pedimos Un Predio Noah syrah (19,26€), ya que tenemos predilección por esta uva y no conocíamos este vino de U-R. Nos gustó bastante.

La cena, muy satisfactoria. Carpaccio de bonito y terrina de foie de entrantes, y magret de pato y solomillo de ciervo -rico, rico- de segundos. Vi de gel gewürztraminer y sorbete de manzana servido en una original copa de postre. Un disfrute.

Un pero. Nos cobraron por pan, servicio y detalle, 4,60€. Pan comimos (la primera ración tostado y con aceite; la segunda blando y sin olear), servicio se supone que ya se incluye y el detalle aún no sabemos cuál es.

De todas formas, volveremos en invierno para probar el local interior y el verano que viene de nuevo a la terraza.

Muy recomendable.

He ido varias veces en comidas de trabajo y sólo puedo decir que se trata de una de las mejoras ofertas de la zona. Sus entrantes siempre son de gran nivel, cambian según la temporada y van desde su interpretación de la morcilla (invierno) a un gazpacho muy peculiar (verano).
De segundo siempre hemos tomado algún arroz de caldero. El de setas y gambas es la especialidad de la casa y está realmente sabroso. El meloso de caracoles también hay que probarlo. Los postres mantienen el nivel y merece la pena pedir una bandeja al centro para compartir.
Por último cuidan los vinos y no puedo hablar de la carta porque siempre ha sido suficiente con la recomendación del dueño (ese que va perfectamente vestido en camisa negra y vaqueros).
Y por último, si todavía se tienen fuerzas, dispone de una increíble selección de ginebras y tónicas para intentar elaborar el gin tonic perfecto. Proponed vuestra receta o dejaros aconsejar por el dueño. Os sorprenderá. RCP correcta.

Excelente restaurante con una carta corta pero con lo imprescindible y que varia en funcion de la epoca del año. valoro mucho la atencion del dueño hacia los clientes porque hoy en dia en pocos lugares con cache te atiende el dueño. solo creo debo mencionar lo incomodas que son sus sillas. en verano tiene una terraza al aire libre genial. recomiendo ir mas de una vez para sacarle el sabor.

Estuve el otro dia con mis hermanas en el Restaurante Huerto Martinez por que no lo recomendo una amiga, es un sitio encantador, con personal que te atienden muy correctamente, y la comida estupenda nos encanto a las cuatro, me he decidido a dar esta opinion ya que por casualidad encontre un comentario de otra persona el cual no le parecio bien que el dueño fuera con baqueros y una camisa por fuera, los camareros no tenian mucha idea, pues mi comentario es justamente lo contrario no me importo la forma de vestir del dueño y discrepo totalmente con el servicio que fue EXCELENTE, calidad precio inmejorable lo recomiendo con toda confianza de que gustara.

Descubrimos este restaurante mi marido y yo por casualidad, ya que se encuentra "escondido" entre una gran pinada. Es un sitio muy acogedor y familiar, pequeño y decorado con gusto. Al llegar nos recibió el dueño del local que fue el que nos atendió junto con un camarero y una camarera durante la comida. Nos recomendó un arroz meloso con setas y gambas que nos dejo boquiabiertos, igual que el resto de platos que pedimos como entrantes. Todo muy bien elaborado y casero, incluso los postres, una delicia al paladar si eres amante del chocolate(la tarta de chocolate y avellanas un 10).
La carta de vinos es amplia y el precio muy de acuerdo a la calidad que se sirve.
Desde entonces hemos vuelto un par de veces más.

El comedor es relativamente pequeño y está atendido por el que parece el dueño y dos camareras. El dueño iba vestido con un pantalón arrugado de color beig y una camisa oscura gris-negra a rayas por fuera del pantalón. Las dos camareras con uniforme negro. Se tutea a todo el mundo. La carta es corta e inflexible (quiere imitar a la noveille cucine señalando con dibujos todos los platos con jarables y/o azúcar quemado).Pues no pidan algo alternativo porque te dicen, con desprecio, que esas cosas no las tienen porque se dedican a la cocina de mercado, ni pidan variaciones: si en la carta dice que el entrecot es cortado no lo pida entero, si las chuletas son rebozadas no las pida a la plancha, etc. Entre plato y plato tardan al menos 10 minutos. Y las camareras no saben (aunque ponen algo de voluntad) como se sirve una mesa: ni el orden en el que van los comensales al servir ni por donde se pone ni por donde se retira un plato.
¿Lo bueno? Las mesas son espaciosas y no están muy cerca unas de otras. La carta de vinos está bien. Lo que sirven está bien guisado y agradable al paladar y el precio es un normal para la calidad que sirven. Unos 40 euros persona sin vino.

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