La carta está compuesta por unos 20 entrantes casi todos productos del mar, más de diez tipos de arroces, cinco elaboraciones de carne, otras tantas de pescado y unos cuantos postres. La vajilla y cubertería es aceptable aunque no destacable. El servicio es atento y dispuesto.
La carta de vinos es mejorable, organizada por tipos, sin especificar añadas y con una notable presencia de tintos a pesar de predominar las elaboraciones de productos del mar. Ofrece una corta selección de dulces por copas. Los vinos se conservan en armarios climatizador. La cristalería Schott-Zwiesel. El servicio del vino es correcto, sin más, sin ningún tipo de ceremonial: tapón, prueba, envinado...
Tomamos: unas cervezas, con dos entrantes: foie gras de pato y chopitos fritos, acompañados con pan de payes y salsa “all i oli”. Seguidamente un estupendo arroz “de senyoret”, que maridamos con un Enate Chardonnay 234 2005 y un Terras Gaudas 2005 y una botella de agua mineral. Compartimos tres postres: leche frita, flan de café y un helado de turrón, todos ellos muy correctos. También unas copas de pedro ximenez de Toro Albalá y un orujo de hierbas (gentileza de la casa). Todo ello por 36 € comensal.
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