Pequeña taberna de vinos que ofrece propuestas de tostas, brochetas y

Pequeña taberna de vinos que ofrece propuestas de tostas, brochetas y algunos entrantes y segundos platos. El local es de diseño moderno, aunque puede ser incómodo: mesas pegadas a la cocina, poco espacio,... la comida es agradable y bien resuelta. La carta de vinos está por encima de la media, a buenos precios en general. Parecía un sitio a descubrir, pero: nos traen un vino blanco a 20 grados de temperatura y lo depositan en una cubitera que sólo refesca la mitad. Les indico que está aun caliente (después de 20 minutos y habiendome comido el primer plato) y se encojen de hombros teniendo que solicitar yo más hielo y agua. La botella de agua nos la ponen en la mesa sin abrir y sin servir. La tengo que abrir yo. Además el sitio no es una tasca de barrio, es un lugar en el que pagas de 30 a 40 euros por persona para que te traten de manera nefasta. Es inconcebible que un bar de vinos te sirva un blanco a esa temperatura.

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