El local resulta cómodo, ya que tiene buena acústica, buena iluminación, buena ventilación, el humo de tabaco no se nota en el ambiente, las mesas están bien colocadas y están bien equipadas. Las sillas son lo peor del comedor, son de plástico o resinas, no importa, pero hacen sudar mucho, y eso que la temperatura ambiente era buena.
La carta de vinos no es muy amplia, pero hay buena representación de casi toda España. También hay champagnes y vinos dulces.
El servicio del vino es mínimo, se limita al primer llenado de copas. Eso sí con cubitera siempre que haga falta o lo pidas. La copas correctas.
La carta de comida es amplia, con predominio de tapas estilo andaluz, acorde con el nombre del restaurante. El resultado desigual. Hubo cosas bien resueltas y otras que no nos gustaron.
Tomamos croquetas de perdiz escabechada, gustaron por unanimidad. Berenjenas crujientes a la miel, bien. Cazón en adobo, el vinagre se notaba demasiado. Lasaña de txangurro, lo más flojo, era una empanada de una pasta que no sabía a lo que tenía que saber. Unos canelones de berenjena con confit de pato y foie. El confit estaba, el foie no lo encontré. Los postres sugerencia del camarero, torrija de horchata con helado de nata, bueno aunque no sabía a horchata y coulant de chocolate con helado de vainilla al pedro ximénez, normalito.
De vinos tomamos primero un Torrelló Mata brut, bueno, y después un Luis Cañas crianza 2006, flojito. Los precios altos.
En resumen regular, no entiendo el éxito de este local, era jueves y estaba lleno. Yo le pediría más equilibrio entre todos sus platos. No probamos las cazuelitas de patatas con otras cosas, aunque intentaron colocárnoslas, igual en ellas está el éxito de este restaurante.
http://www.ojoalplato.com/archives/1507