Cambio en plena pandemia

En el top ten (incluso top three) de los bares de tapas de la bonita ciudad de Zamora y en pleno problema del bicho hay un cambio de planteamiento con la inversión en un local vecino (casi enfrente) para duplicar las opciones y pasar a tener un sitio de tapas y otro de raciones para comer y cenar casi a petición popular de la clientela (sobre todo la llegada de gente de fuera y la de los cuarentones para arriba que necesitan silla para apoyar la columna y algo más). Ahí nos quedamos porque el otro está en obras inconclusas. Menos mal que había reserva previa (días ha) porque estaba lleno no, lo siguiente de lo siguiente; tanto es así que hubo que esperar en la calle y pasear hasta que se hiciera la hora (y un poquito más). Una calle muy muy estrecha pero muy pero que muy rentabilizada de locales de tapeo.

Hay que aprovechar el tiempo y se hace recomendable volver pasos atrás hasta la tienda de mis souvenirs preferidos, sita en la calle peatonal por donde va todo el mundo y que viene desde el castillo y catedral (no olvidar asomarse a los miradores) y justo donde empieza la plaza Mayor (no la que está ya esquina a la calle Herreros). Allí hay comprar quesos y vinos (incluso Teso de la Monja) y si aún sois más débiles también chacinas. Dan buenos consejos.

El local Lasal o La Sal, pues ambas formas tiene en sus imágenes, es pequeño con una amplia barra continuada por la cocina en un lado y al otro las mesas no muy anchas y funcionamiento tipo mesón, así como también la mayoría de vajilla, cubiertos, copas, cambio de platos, etc. Es asombrosa la capacidad de trabajo y eficacia del personal de la sala que rentabiliza las mesas; tampoco queda a la zaga el de cocina porque más rápido no puede salir la comanda hasta el punto de que la mesa se queda rápidamente pequeña si eres muy de probar platos.

Hay carta de vinos muy por encima de este tipo de lugares en variedad y con precios adecuados. Pedimos lo más raro creyendo incluso que no habría, pero tuvimos suerte con la última botella de Tokaji Dry Chàteau Dereszla 2016 (16€), muy bien de temperatura, dado a catar y autoservicio. También una de agua grande. 

En la parte de raciones que son todas para compartir por su tamaño y que cumplió cada una para los cuatro comensales, hay bastante variedad; viene impresa en papel (que te puedes y debes llevar a casa por medidas higiénicas de pandemia) y repartida en "jamón, chorizo y quesos" todos ellos con su denominación de orígen; "platos fríos" siendo imprescindibles las anchoas; "verduras" que incluye ensalada pero también verduras calientes; "platos de caliente" con importante presencia de legumbres y con elaboraciones de cocina muy casera; "carne" con ternera y cerdo; "pescado" con lubina y bacalao; "postres" con hasta 5 opciones.

 Cuatro para cenar en plan de raciones al centro y probar más cosas, que fueron ni más ni menos que:

. pan tostado y mantequilla: pagado aparte, como en casi todos los sitios. Al menos aquí lo tienes que pedir de la carta y el pan pero sobre todo la mantequilla salada merecen la pena.

. anchoas Sanfilippo bocatto: plato imprescindible. Perfectas, buen tamaño. Para repetir si no fuera porque hay más opciones apetecibles.

. ensalada de bonito escabechado pimientos asados y cecina: muy bien el bonito y más que correctos el resto de ingredientes y aliño.

. croquetas de rabo de ternera: sin mentiras de rabo de toro. Bien rebozado y fritura, melosas por dentro y con bastante sabor.

. verduras crujientes con salsa romescu y jamón de bellota "Montellano": buenos ingredientes y la salsa hace de elemento de unión. Servido en cazuela muy estéticamente, con verduras al dente. Una salida del clasicismo esperado y que es un acierto.

. taco meloso de oreja de cerdo: sorprende el plato con un buen guiso, buena textura y sabor. Cumpliría bien como un plato principal.

. postre: aunque la verdad es que tras la comida en Sanabria, la cena se planteaba de tapas pero no llegábamos al postre en las condiciones que las opciones merecían, quedándose en el tintero una tarta de queso de pata de mulo de Pago Los Vivales que nos hará volver en otra ocasión porque también se quedaron esos garbanzos con boletus, los quesos y hasta la que dicen que hay que probar siempre: la tapa de ensaladilla rusa. Aun así no hay que irse sin probar las Cañas Zamoranas, a modo de canutillos de crema gallegos; nosotros nos conformamos con una caña por persona.

Un sitio al que ir a tapear o a comer. Quizás el servicio del vino no sea de notable, pero sí la variedad de la carta el saber que solo les quedaba una botella en un lugar donde se gasta mucho vino por copas, merecen que el tema sea más que un aprobado básico. Merece la pena volver por la comida y por el vino.

  • caña zamorana

    caña zamorana

  • pan mantequilla

    pan mantequilla

  • vino

    vino

  • barra

    barra

  • entrada

    entrada

  • calle

    calle

Recomendado por 2 usuarios
  1. #1

    Abreunvinito

    fotos platos

    • anchoas

      anchoas

    • croquetas

      croquetas

    • ensalada

      ensalada

    • verduras

      verduras

    • guiso oreja

      guiso oreja

  2. #2

    Joan Thomas

    Ya te veo preparando la vuelta para probar los platos que quedaron pendientes.
    Buena descripción de los alrededores para ir de tiendas gastronómicas. Se ve que disfrutaste. Interesante bar de tapas a tener en cuenta si un día paso por Zamora.
    Saludos

  3. #3

    Abreunvinito

    en respuesta a Joan Thomas
    Ver mensaje de Joan Thomas

    Vale la pena la ciudad, el bar y la tienda.
    Saludos

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