Comer a dos metros del agua es una pasada pero si encima es en un puerto

Comer a dos metros del agua es una pasada pero si encima es en un puerto natural, viendo barcas de pescadores y agua totalmente cristalina (como en toda la isla) y estando de vacaciones...
Es la única vez que he probado la caldereta de langosta así que aunque no pueda compararla con la de otros sitios, certifico que ésta estaba exquisita. Se merece la fama que tiene.
Las raciones eran abundantes porque éramos cuatro y pedimos para tres y salieron buenos platos.
Carta de vinos acorde a un sitio así, centrada sobre todo en blancos. Tomamos un Martín Códax excelente.
No puedo opinar sobre la RCP porque no pagé.
Nuestros anfitriones nos comentaron que el Rey pasa por allí todos los veranos a degustar una caldereta. Si vais reservad con antelación y pedid mesa en la terraza.

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