Cocina creativa de base mediterránea

Destaca su gran puerta de acceso, en hierro oxidado, tras un largo pasillo, en el que nos encontramos a mano izquierda con una vitrina que contiene unos originales alambres a modo de figuras humanas, accedemos a la sala, la cual a pesar de ser interior y sin luz natural (yo diría que es un patio de luces techado), resulta luminosa. La decoración es moderna del tipo minimalista, donde predomina el color blanco, tan sólo contrastado por la tarima de madera oscura del suelo. No creo que pueda albergar a más de cincuenta comensales. Dispone de un sistema de railes con cortinas livianas del tipo visillo para conformar ambientes separados.

La cocina que elabora el cocinero y propietario del restaurante, Bernd H. Knöller, podría ser catalogada como cocina fusión entre los tipos mercado-mediterránea y creativa. Elaboran ellos mismos distintos tipos de pan. La cubertería y vajilla buenas. El servicio en sala, es atento, dispuesto y profesional, aunque en alguna ocasión fallaron al no saber explicar convincentemente determinadas cuestiones a requerimiento de algún comensal.

La carta de vinos es amplia y variada, con especial énfasis en el apartado de espumosos y sobretodo de blancos alemanes (supongo que como homenaje al origen del propietario). El vino se sirve a temperatura correcta y se sigue el formalismo adecuado en el servicio del mismo. Paquita Pozo, la sumiller, desempeña eficazmente su cometido en la sala. La cristalería buena, de la marca Riedel. El gran problema es el sobrecargo en el precio del vino, de media yo diría que multiplica el precio del de tienda por algo más de dos y en algunas referencias más económicas, resulta indecente, hasta del 3.50 del precio de tienda, penalizaré un tanto mi nota en este apartado debido a esta cuestión.

Nuestra experiencia fue para comer, aprovechando la iniciativa de “Valencia Cuina Oberta” que consistió en:
Aperitivo:
• Crujiente de arroz bomba y algas. Muy bueno.
• Aceitunas secas de Segorbe, nunca las había probado antes, me parecieron originales.
• Zanahorias cultivadas por ellos mismos con unas semillas antigüas, me parecieron bien de sabor, aunque algo verdes.

Entrantes:
• Mojama casera con salsa de almendras. La materia prima sublime, la curación muy buena, así como el punto de sal, en cambio la salsa un tanto insípida.
• Ensalada de tomates valencianos del Perelló, con algunos brotes frescos de hojas y aderezados con una sal de aceitunas negras. Sencillo, pero resultón, muy bueno el tomate.

Principal:
• Arroz meloso con espinacas y güeña. La güeña es un embutido elaborado con derivados del cerdo, propio de la zona de Requena. El embutido estaba cortado muy fino, a modo de carpaccio, y dispuesto como capa superior, de modo que cada cucharada contenía su porción de arroz y güeña. El arroz en su punto y la combinación con el embutido muy conseguida. La ración de tamaño generosa.

Postre:
• Tarta Selva Negra, más que deconstruida, se presentó con los ingredientes que constituyen esta típica tarta alemana, por separado. Estaba bueno, pero no me acabo de convencer la presentación del plato.
• Espuma de flores de saúco, bien sin más.
• Financier, acompaño el café.

En conjunto la comida me gustó mucho, me parece una cocina basada en el buen y cercano producto con la que se elabora, realizada con imaginación, con un toque creativo. En varias ocasiones Bernd se acercó a saludar a la mesa, a preguntarnos como iba todo e incluso nos explicó algunos detalles del arroz con güeña. Siempre es de agradecer este tipo de atenciones.

Acompañamos este menú con unas cervezas variadas al principio: Cruz Campo Gran Reserva, Alhambra reserva, A.K. Damm, Altura de Vuelo, etc. Empezamos con un sencillo, pero siempre efectista Ruppertsberger 2009 del Dr. Burklin Wolf y pasamos al tinto con un Graciano 2008 de Heretat de Taverners, un Martinet Bru 2007 y un Baltasar Gracian Viñas Viejas del 2008.

La factura final ascendió a 397,10 euros (éramos nueve). El menú de “Cuina Oberta”, son 20 euros, a los que hay que añadir el servicio de distintos tipos de pan casero (3 euros por comensal), el agua mineral ecológica (1,9 euros por comensal), las cervezas, los vinos y los cafés (a tres euros cada uno).

Mi impresión es muy buena, podría serlo todavía mejor si en el sobrecargo del precio de los vinos fueran más comedidos.

Recomendado por 3 usuarios
  1. #1

    Hambrebuena

    Hola Jose!

    En breve mi valoración, que a mi me lleva un rato! Ayer también comimos allí, recuerdo esa mesa de grupo al fondo. Dos restaurenteros de la Peña a unos metros y sin conocernos, ché será posible? A la próxima!

    Un saludo.

  2. #2

    JoseRuiz

    en respuesta a Hambrebuena
    Ver mensaje de Hambrebuena

    ¡Qué lástima no conocernos en persona!

    Seguro que a la próxima no nos pasa.

    Saludos,

    Jose

  3. #3

    Hambrebuena

    en respuesta a JoseRuiz
    Ver mensaje de JoseRuiz

    Seguro! A ver si se cuece esa quedada del 23 y os voy conociendo. Que no conozco a nadie!
    Y veo que eres de Alcoi, hace unas tres semanas estuvimos un finde allí de turismo rural en la Font Roja.

    Un saludo ;-)

  4. #4

    G-M.

    Joé, que magnífica experiencia!
    Hace mucho que no paso por el Riff. Veo que "el alemán" sigue en forma...
    ;-)

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