Restaurante mediocre y local vulgar. No nos gustaría comenzar valorando este restaurante de tal manera si no nos hubieramos dejado llevar por los comentarios anteriores. El servicio intenta agradar, pero que lo consiga es otra cosa.A continuación describiremos nuestra experiencia gastronómica en este restaurante. Comenzamos con unos calamares encebollados en salsa de morcilla, cuyo sabor y aspecto dejaban bastante que desear. Seguidamente pedimos tres entradas individuales, clasificadas según ellos, de cocina creativa: canelón de berenjena (insípido y aspecto anormal), ravioli de acelga(invadido de queso)y salteado de pulpo (pobre!podían haberle dado otro uso).Los segundos, en consonancia con lo anterior:lomo de corvina(aceitoso, sin moluscos)y lomo de rodaballo(algo mejor).Por fin terminamos con la famosa y viciosa trata de chocolate, presente en nuestra mesa gracias a la técnica de la congelación.Si cabe destacar algun aspecto positivo es la carta de vinos, insusual en esta zona.