Correcto local ubicado en el centro de Zaragoza, con varias salas de similares ambientes.
Cocina de mercado, ecléctica, combinando platos tradicionales con otros de autor.
Existen tres opciones:
- carta, un tanto corta,
- menú degustación, amplio y compensado y
- menú cerrado de carta, a elegir entre 5 entrantes, 7 segundos (3 carnes y 3 pescados y 1 ave) y 4 postres.
Ante la versatilidad del mismo, nos decantamos por el menú cerrado de carta. Mi apuesta fue:
• Ensalada de dorada ahumada, rebozuelos, escarola y granada. Original y bien ensamblada, con una interesante pelea que acabó en matrimonio entre la dorada ahumada y los rebozuelos que intentaban sobresalir de entre la ensalada, alegrada por los lóculos de granada.
• Reserva de pularda con royal de foie y ciruela al armagnac. Soberbia. Nos la presentaron antes de servirla en una bonita botella con metal donde la tenían macerando. Emplatada se asemeja a un redondo, sabrosísima, y buena compañera de viaje del royal de foie.
• Tatín de mandarina con helado de chile. Lo más flojo de la noche, insulsa la mandarina, aguado y carente de picor el helado y anodina la conjunción.
Aunque la carta de vinos no era corta, esperaba más referencias en un local de este nivel. No obstante, no elegí nada de ella, pues nos sorprendieron al comentarnos que en el menú incluía como blanco un Viñas del Vero Chardonnay, como tinto Edra Merlot y como cava Gramona, a discreción.
El servicio, formado y competente y con muy buena presencia, no estuvo a la altura en esta ocasión, pero no por su culpa, sino por la mala planificación. Una de tres: o faltaban camareros o faltaban cocineros o sobraban clientes, pues fueron bastante lentos. El vino lo servía yo (siendo 10 como éramos), y en cuanto al pan, delicioso por cierto, estábamos siempre a la espera de que nos lo repusieran, hasta que observé que detrás de mi había una canastilla… con lo que yo también acabé sirviendo el pan... ¡y nadie me dio ni un triste euro de propina! :-(
Tengo que destacar y agradecer el detalle que tuvieron al incluirnos la mencionada pularda en el menú, pues solo estaba fuera, en carta. A la vista del interés que mostramos varios comensales no tuvieron inconveniente alguno en incorporarla.
Un destacable restaurante, con muy buenas maneras, vajilla, cristalería, cubertería y mantelería de alta calidad, gran cocina y... mejorable el servicio en cuanto a su dotación, no en cuanto a sus virtudes.