Restaurante con varios salones con sensación de amplitud (mucha luz natural) con buena separación entre mesas y decoración moderna y acogedora. Zonas para NO fumadores.
Servicio impecable por parte del maitre-somelier: Simpático y atento. Me hizo sentir muy bien, facilitándome todas mis sugerencias.
Carta pelín corta con un menú degustación muy atractivo (55€ + IVA). Fui a la carta: Muy arriesgada, jugando siempre con el contraste de sabores, texturas e incluso colores.
No hay variedad de panecillos.
Comida para 1 pax:
Detalle de la casa: Jamón con melón y helado de jengibre.
1/2 de cuajo de parmesano con trufa de verano, helado de trufa, anguila ahumada y caramelo de oporto: Perfecta combinación de sabores. Unos bocados deliciosos.
1/2 de tataki de atún con helado de fresa y cítrico de almendra: El atún perfecto. Aquí el riesgo del helado de fresa (ácido) con la maravillosa materia prima del atún era excesivo.
Manitas de cerdo glaseadas y cocochas de merluza al pil-pil: Combate de pesos pesados sobre el plato. Cuál puede más. Para mi, sin duda, mejor cada uno en un lado del ring. Buenísimas cocochas.
Postre: Tatin de albaricoques, crema de vainilla con helado picante: Elegante y fino postre. En principio el helado de chile se mostraba anodino, pero al cabo de unos segundos daba paso a un suave picor.
En la sobremesa, invitaron a una copita de mouse de higo con espuma de chocolate blanco. Delicioso.
Servicio del vino: Buena carta de vinos, bien presentada, no muy extensa, pero actualizada y bien compensada. Precios x1.5 (aunque en algún caso rozando x2.5). Este día solo quería tomar algún vino por copas y le sugerí un Maceración Carbónica. Faltaba algún vino de la carta. No tuvo ningún impedimento en abrirme un R. 2009. Servido un pelín alto de temperatura que corrigió con cubitera. Copas Riedle. Atentos a rellenar.
Precio total: 62,10 (inc. IVA, agua de litro a 4€, 2 copas de vino a 3,75€, pan y servicio a 4€)