Es una pena que en una ciudad donde hay seis o siete restaurantes con una

Es una pena que en una ciudad donde hay seis o siete restaurantes con una historia de muchos años, un alto sentido de la profesionalidad, una capacidad de evolución bastante medida y un alto nivel de autoexigencia en cocina y servicio. Aparezca gente con ganas de modernizar (el primer japonés de Sigtes), pero con poca base para agradar. Servicio pésimo, dos camereros para toda la sala, pedimos entrantes: Tempura verduras aceitosa, en un japones!; algas hervidas; buenas. Arroz al vapor como guarnición una auténtica pasta, incomible. Variado de sushi (la algas del maki no la pudimos masticar) / sashimi (solo tres tipos: atún con el corte inadecuado; salmón, y caballa tambien con el corte inadecuado); y con el arroz infame de la guarnición. De postre un browni (que japo), en cualquier cafetería está mejor. Lo dicho, nada recomendable. Que se den un paseo en su misma ciudad por sitios como Oliver, salseta, el velero, Cal pintxo, maricel..., para aprender de servicio y por algún japo de Barcelona como Shibui, Ken, Kabuki o incluso el Japones de Tragaluz que lo hacen mejor y tres veces mas barato.