Otro clasiquísimo del tapeo con solera en el centro. Aunque está en pleno

Otro clasiquísimo del tapeo con solera en el centro. Aunque está en pleno meollo comercial, no suele estar a tope, pero siempre hay alguien. Es una pequeña y oscurísima charcutería que lleva desde tiempos de la República alimentando proletarios, estudiantes, bohemios... y que, con los tiempos que corren, pues claro, ya no es extraño ver guiris y gente cool en su interior. Las estanterías están forradas de conservas, embutidos, productos delicatessen y otras joyitas. Los añejos mostradores, armaritos, sus baldosas, sus mesas de mármol, inspiran sin duda a diseñadores de locales retro-megafashion. Especialistas en quesos y embutidos, los cortan delante tuyo y los sirven con amor. Hay algunos vinos, pero el servicio no es su fuerte (las copas son de aquellas enanas y la temperatura del tinto es ambiente) ni creo que les importe demasiado. Yo siempre me tomo una Moritz y algun queso que me llame la atención y salgo contento. Los precios ya no son lo que eran, pero comparado con los locales de los citados diseñadores, es asequible. Otro inconveniente es que tiene horario de tienda, o sea, que no vayáis muy tarde.

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