Soy, como dice Isaac, enemigo del Gps y así me luce.
Parece mentira que siendo de casa me pierda tan fácilmente pero tengo que reconocer que me encanta hacer sufrir a mi chica que confía en mi. sobre todo cuando al final ve que consigo llevarla a nuestro destino.
Para qué están los habitantes de los pueblos más que para indicarnos el buen camino hacia nuestro destino. Es otra forma de conocer gente.
Llegamos al lugar, ya habíamos estado hace un par de años a probar el menú gastronómico y esta vez queríamos probar el nuevo concepto, el Pret a porter.
El nuevo edificio, ya descrito por Isaac, es una pasada, la recepción impresionante, con los árboles que existían podados y conservados en su lugar de origen, una sensación de paz y tranquilidad y además, por las inmensas cristaleras puedes ver trabajar a los maestros en su cocina.
Visitamos también la huerta propia del restaurante, acompañados por la simpatiquísima chica que se encarga de la recepción.
Bajamos ya a la antigua contrucción, donde se celebra una boda y tengo que reconocer que me fastidia ser como soy, un poco "vergonzoso", podíamos haber tomado un par de copas de cava por la patilla. jajajaja.
El edificio es inmenso, con unas alturas que dan aún más sensación de espacios abiertos, la pena es que al celebrarse la boda, nos ponen en un pequeño comedor con vistas al aparcamiento, en el otro lado las vistas al corredor del Txorierri son espectaculares incluso de noche.
Las mesas un pelín pequeñas, mantel de papel, no se puede pretender comer igual que en el estrellado.
La chica que nos atiende, una profesional como la copa de un pino, parece que nos vende algo suyo propio.
De entrante unos pimientos verdes de su propia cosecha, muy ricos.
Ensalada templada de txangurro con pinzas de bogavante, un plato con un sabor magnífico, yo de esas pinzas me comería un kilo y me quedaría tan ancho. Muy sabroso.
Huevo a baja temperatura e infusión de salsa verde. El huevo "escondido" bajo la salsa, que además tiene unos tallos de espárrago. La recomendación es explotar el huevo y mezclarlo todo para apreciar mucho mejor lo que se pretende. Un plato cuyo resultado es maravilloso, rico pero rico de ganas.
Bakalao al pil-pil, un poco menos hecho hubiese estado mejor pero estaba sabroso, el pil-pil de muerte, le he preguntado por el "culpable" y ella ha "confesado" que en parte era ella y la hemos felicitado. Uno de los mejores pil-piles que he probado jamás. Una pena, si hubiese sido más abundante creo que lo hubiese comido a cuchara.
Cordero asado a baja temperatura sobre pesto de albahaca y pastel de patata. Otro acierto en conjunción de sabores, he probado el cordero solo y he pensado que estaba falto de sal, al mezclarlo todo he comprobado que era más que suficiente, la base le daba el sabor necesario.
En cuanto a los postres, te llevan de "excursión" a una vitrina donde tienen a tu disposición unos... 20 postres diferentes para que eligas uno por barba.
Menudo dilema. Pero lo hemos solucionado fácilmente, unos por barba y otro más para no quedarnos con las ganas.
Tarta de manzana casera, una pena, rica de sabor pero excesivamente seca.
Opera de crocantine,coulís de frutos rojos y virutas, a la que te digo le ha apasionado, a mi no me va demasiado pero tengo que reconocer que estaba delicioso.
Y el campeón de la noche, uno de esos postres que te hacen cerrar los ojos para disfrutarlo como se merece. Mousse de queso idiazabal y crema de menbrillo. Primero meter la cucharilla para probar por separado, rico, no encontraba el idiazabal, luego he metido la cuchara hasta el fondo y la mezcla era para quitarse el sombrero.
Ya sé que me repito con la palabra pero es que soy de donde soy, rico-rico, pero rico.
El pan de txapata, normalito.
Para beber un txakoli de casa, el Uixar 2011, de color amarillo brillante incluso con algún tono casi verdoso. Marcada lágrima. Nariz de fruta madura y una estupenda acidez. Me he enjuagado la boca con él, creo que han conseguido un vino muy acertado.
El café lo hemos tomado en el bar que tienen delante del restaurante, con un vino dulce creado por ellos mismos, Gorka Izagirre, que para mi que estoy a mis Px o a mi Ochoa, pues es algo diferente, tiene un grado de amargor que no tienen los dulces pero reconocer que se deja beber.
El precio son 36e del menú más Iva. El txakoli a un precio más que razonable de 13 euros y el café y la copa de vino dulce 3,10e, casi un regalo.
Pues señores y señoras, creo que por ese precio no puede dudarse de que no hay excusa alguna para no acercarse.
La pena, en el gastronómico había 3 mesas y en el que hemos cenado nosotros otras 3, un sábado y de verano. No sé en que acabará todo esto.
Volveremos, que no le quepa a nadie la menor duda.