Si bien es cierto que Azurmendi ya tiene mucho ganado gracias, como en muchos restaurantes del norte, a su enclave privilegiado (los verdes montes, la tranquilidad…, de Larrabetzu), también es cierto que es más difícil sorprender al comensal en estas Tierras Vascas, donde la competencia, desde los más pequeños sitios de tapas hasta los grandes restaurantes, es impresionante.
El local es de gran atractivo, un grandioso conjunto de madera y piedra que lo hace muy elegante, a la vez que acogedor.
La cocina es muy imaginativa y creativa y, en sus platos, Atxa da tanta importancia a los sabores como a los aromas.
El servicio, correcto y muy profesional, quizá algo escaso en el del vino.
Así, de entrantes tomamos el famosos "Bogabante Smoke", bogavante asado con refrito de hierbas y efluvios de té ahumado, un "humo” o “smoke" que absorbes cuando lo destapan a tu vista.
Huevo trufado y cocinado a la inversa, refrescante.
De plato principal, Cordero y Cochinillo guisado y deshuesado, buenísimo sabor y, también, presentación.
Y de postre, Musgo en la pared, una crema de manzana y espuma que es servida en una pizarra colocada en vertical. Espectacular en presentación, aunque, para nuestro gusto, no tanto en sabor.
En definitiva, merecida estrella cuando nosotras lo visitamos que, seguro que merecidamente, ha aumentado a dos desde entonces. Habrá que ir a comprobarlo.
¡Ah!, por si nos lees en esta ocasión, Gracias, Jose, magnífico diseñador, por poner nombre e imagen a nuestras opiniones.