Gracias al buen ojo de Javier

Estabamos trasteando por Santiago y un amigo nos comentó que había leído algo acerca de este restaurante donde se servían buenas tapas, y decidimos prbarlo.

Este restauratne está levantado en el interior de un pazo del año 1800 con lo que ofrece un marco incomparable para comidas o cenas, aunque se encuentra situado algo alejado del centro, y en una zona, por suerte, poco turística.

Se trata de un restaurante gallego, pero con cocina moderna.

Como la comida del mediodía había sido bastante potente (en el Garum)sólo pedimos cuatro tapas:

Vieiras con verduras a la plancha; Muy, muy buenas.
Golosinas de queso de tetilla con nueces envueltas en hojas de brick; Abundante y excepcionalmente ricas.
Croquetas de setas; Al igual que en la tapa anterior, muy abundantes y muy buenas.
Gambas envueltas en hoajs de brick; Muy buenas y en su punto correcto de cocción.

Todo lo bien que lo pasamos comiendo, lo pasamos peor bebiendo, sobre todo por el servicio del vino que si bien lo hubo fue algo penoso, ya que la camarera que nos lo sirvió manchó media mesa, llenándola de gotas, y el vino que elegimos no fue el más acertado.

No obstante, el año que viene volveremos a ir ya que la cocina nos sorprendió a todos mucho, y muy gratemente. Es un restaurante plenamente recomendable.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar