Paseo por la cocina alemana

Cervecería alemana clásica en su barroca decoración interior que consigue un ambiente que te traslada al país. Amplia variedad de tiradores de cervezas (hasta 6 diferentes) y un disfrute en botellines con 20 variedades alemanas y un buen número de belgas, trapenses, de abadía y de otros países del mundo. No vi carta de vinos pues me parecía fuera de lugar. Bien servidas, a buena temperatura española y con las copas correspondientes.

Dispone de unas mesas ubicadas en la acera a pesar del notable paso de peatones, y con sombrillas para atenuar el sol de medio día que aún ataca con fuerza. El servicio es muy muy profesional notándose mucho los trienios: correcto, amable, cercano pero muy respetuoso, eficiente (ningún viaje con manos vacías ni a la ida ni a la vuelta), muy conocedor de los platos dando buenas recomendaciones... Si yo tuviera un negocio, así lo contrataría.

Dos para comer con la ventaja de ir de la mano de cliente habitual. Código QR en la mesa que te remite directo a la carta del local donde los platos están fotografiados (se nota estar cerca de zona turística). Me dejo llevar por  mi anfitrión y eligió consensuando con el camarero, un compartido (sin picar al centro) de:

. variación de ensaladas: con las 3 ensaladas más características que incluyen Wurst Salad con embutido (wurst) salchicha cortado en tiras además de pepinilllo y queso; Kartoffel Salad que como su nombre indica lleva patata y podría equivaler a nuestra ensaladilla rusa (salsa aparte); y Ensalada de arenque un clásico de la zona y países nórdicos, bien salseada.

. había que probar alguna salchicha y elegimos bockwurst francfurt, buen tamaño, buena cocción, referida como un punto picante pero casi ni se nota, y buena compañía de chucrut y puré de patata manteniendo el clasicismo esperado.

. codillo de cerdo Baviera: horneado, jugoso, tierno. Presentado y luego deshuesado. Interesante.

. apfeldstrudel: necesariamente para completar "el viaje", pero no fue ni de lejos la mejor que he probado.

. 2 x licor de hierbas alemanas por cortesía de la casa, traídos ya servidos por lo que desconozco su origen, pero estaban bien.

En la bebida empezamos con un par de bien tiradas cervezas Carlos V, tostada ale, de 8,5º que cayeron tres, para luego pasar a Krombacher Dunkel (cayeron 3) que siendo también malta tostada ya está por debajo de los 5º. Unas aguas minerales Vichy finales para el ratro de sobremesa hasta que el giro del sol nos echó.

Un sitio para conocer la cocina alemana típica y tópica, sin salir del centro de la ciudad.