He visitado practicamente todos los 3 estrellas españoles y este me parece con diferencia el más flojo.
Empezamos por la sala. Es minúscula. En la mesa que nos asignaron tuvo que venir la camarera a retirarla para que pudiera sentarme porque estaba literalmente emparedado. Cuando quise ir al lavabo de nuevo tuvo que ayudarme la camarera...
Las mesas están tan juntas que no tienes intimidad. Ademas al lado nos tocó una pareja con una niña "revoltosa" de 6-7 años que jugando estuvo a punto 2 veces de tirarnos las copas. En fin, sin comentarios. El lavabo está literalmente en la sala y depende de la mesa en la que estés puedes ver hasta la taza..
El trato del vino tampoco me pareció correcto. Para empezar la simpatía del sommelier brilla por su ausencia. Le pedí que él nos hiciera el maridaje y ninguna maravilla. Además 6 vinos totalmente distintos en el mismo tipo de copa. Esperaba algo mas.
En cuanto a la comida, todo correcto, pero no me emocionó ningún plato ( que es lo que se busca en estos sitios ), excepto posiblemente el rape y el lenguado. El punto de cocción perfecto y el ensamblaje con el resto de ingrediente también muy bueno.
También muy buenos el corzo y el ciervo y muy originales los petit fours.
Respecto a los postres otro apunte: te sirven 5-6 postres a la vez y a mi realmente me abrumaron, necesito comer algo más despacio e ir asimilando cada plato. Eso pasa también con el resto de platos, las explicaciones son algo parcas ( o nulas ) y el ritmo es excesivamente rapido.
Precio total: 525€, 2 personas.
Lo dicho, creo que excesivamente caro para la experiencia y hay cosas que no son admisibles para un 3 estrellas. Soy un gran admirador de Arzak, pero en esta ocasión creo que la fama está por encima de la experiencia.