Restaurante italiano en el centro de Madrid. Ofrece solamente un menu degustacion con maridaje de vinos italianos, por lo que no tiene carta, ni de comida ni de vinos. El menu esta compuesto por 2-3 aperitivos, 2-4 antipasti, 4-5 carnes/pescados/verduras, 2-3 pastas y un surtido de postres y fruta, todo tamaño degustacion (excepto las pastas). La comida bastante floja, nada especial e incluso de una calidad un poco decepcionante. De lo que probamos bien el carpaccio y los crostinis, mal las carnes y la pasta aunque casera no muy buena. Los postres prescindibles excepto el tiramisú que estaba correcto.
Los vinos bien sin llegar a excepcionales. Tomamos un espumoso, un blanco con barrica, un tinto joven y otro con crianza, todos italianos. Buen servicio de copas, una diferente por vino, y mas que adecuadas a lo que se bebia. A medida que vas comiendo sale el chef para explicarte los platos y los vinos.
Local pequeño y acogedor pero sin pretensiones decorativas de importancia, puede mejorar con algun detalle. Servicio correcto.
En conclusion, comida nada extaordinaria acompañada con vinos aceptables, pero que por el precio, 50 €/persona, hay que pensarselo.

Permite fumar.