acudimos por recomendación
restaurante tradicional donde comer el fantástico cocido madrileño (tan emparentado con el sancocho sudaméricano o la olla barrejada catalana).
alicatado a media altura, mesas muy juntas, camareros de edad avanzada, servicio suelto y con desparpajo, y unas raciones descomunales que justifican los casi 30 euros por persona...
postres muy justitos y básicos
mantelería, loza y demás, correcto....
recomendable para cumplir con el papel de turista, pero discutible la repetición...
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