Especialidades tarraconenses... en una bota.

En plena N-340, muy cerquita del Arco de Bará, a la entrada de la carreta que lleva al Roc de Sant Gaietá, encontramos este curioso local.

Se trata de una bota de vino gigante, con algunos anexos, dentro de la cual está el restaurante. Es pintoresco pero resulta realmente acogedor, con mucha madera, grandes ventanales, luces indirectas, plantas por todos lados, tinajas de barro cocido, cubas de vino, cerámica, forja, vidrieras… Mesas amplias y cómodas.

Dispone de una gran zona de recreo, ideal para los niños, con juegos, vegetación y jaulas con animalillos (pavos reales, conejos, pollos…)

En cuanto a su cocina es marcadamente catalana, de mercado.

Buenos arroces, escudella, xató de tarragona con romesco, escalivada, exqueixada, calçots y alcachofas en temporada, butifarra amb seques… además de carnes y pescados (el bacalao lo trabajan bien, de varias formas).

Dispone de muy diversos menús: del día, de calçotades, degustación, de niños, etc…

Se come aceptablemente bien, buen producto, tratado con corrección.

La carta de vinos es corta y clasicorra, y su trato, discretito.

Servicio serio, pero rápido y profesional.

He ido en muchas ocasiones, sobre todo por el tema de los niños, aunque hace tiempo que no lo visitaba. No ha cambiado nada, mantiene su carácter. El negocio está bien cuidado.

Pongo un precio medio de carta, con un vino también medio.

Recomendado por 1 usuario

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar