Buena cena, precio consecuente

Local limpio y aseado, no hay demasiadas mesas, con lo que se puede conversar sin dificultad. Manteles de papel y cristalería Rona. Extensa carta de vinos. Tomamos dos botellas de Hécula con un buen servicio. Existe interés en este tema y se procura agradar. Tomamos para picar al medio ajoarriero (para mí también le falta algo de "mala leche"), excelente morteruelo, croquetas de seta y jamón, verbena de tostas, pimientos del piquillo rellenos y huevo fritos sobre patatas y picadillo de chorizo. Al principio los platos salieron sin demora, pero conforme se iba llenando el local, hubo alguna tardanza. La atención fue amable por parte de los propietarios. Buenos y golosos postres, con copita de Pedro Ximénez. Tienen plato del día entre semana (cocido, fabada, etc...). Voleveremos en otra ocasión para probar los segundos de carnes (se había acabado la carrillada) y pescado. Sobre 35 euros por persona. Recomendable.