Fashion victim experience

Moderno y estruendoso local en la zona bien del Barrio de Salamanca. Decoración naranja- asiática-vaporosa ya muy desgastada y hasta demodé.
La recepción (?) en el bar-lounge por parte del servicio raya lo despectivo.
Hay varios niveles, a los que se accede por unas quebradas escaleras que ya necesitan de retoques de albañilería.
La carta, en efecto, está organizada por continentes, con propuestas demasiado obvias, sin emoción ni afán de descubrimiento.
Las samosas a 12€, muy descuidadas. Un comensal comentó positivamente el atún (25€), y el curry verde de langostinos (19€) fue correcto, aunque muy, muy descafeinado. En definitiva, comida Internacional, para quienes no les gusta la comida internacional. No tomamos postres, por la pereza que daba la carta.
La lista de vinos aceptable, aunque corta y previsible.
El altivo servicio parece haber leído el manual básico de hostelería en los descansos de sus muchas horas de gimnasio y aerobic. Y lamenteblemente no llegaron al apartado de "Atención Esmerada".