Restaurante clásico, aburguesado. Entras y parece que retrocedes 20 años

Restaurante clásico, aburguesado. Entras y parece que retrocedes unos 20 años. Mesas demasiado juntas al menos en el salón donde estuvimos. No debimos de tener suerte. Nos sentaron a mi pareja y a mi uno al lado del otro, incómodo para hablar con normalidad. Servicio impecable y atento, de los de antes.
Carta clásica, casi afrancesada. De nuevo viajas a los 80s (de vez en cuando apetece y a eso veníamos). Algunos platos los terminan en la sala.
Cena para dos. Aperitivos: Croquetitas y tiras de pollo rebozadas. Ensaladilla de apio.
Entrantes a compartir: Zarabanda de alcachofas y espárragos verdes (impresionantes) y lasagna de hongos y foie (una delicia).
Segundos: Entrecotte de buey con tuétano al vino tinto (muy bien) y steak tartar (!qué gozada!).
Postres: Plato de frambuesas y fresas naturales con sorbete de limón (buenísimas) y volcán de chocolate con helado de pistacho (sublime ambos).
Vino: Qué decir de su bodega y del somelier Custodio. Pedimos Jean Leon Cabernet Rva 2001 (36€ + IVA). Copas Schott.
De sobremesa ponen dulces y una teja impresionante. Tomamos Vi de Gel Gramona Gewürztraminer perfecto de temperatura.
Precio total: 215€ (inc IVA).

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar