El restaurante cuenta con pocas mesas, por lo que considero conveniente reservar mesa. Se une a una serie de restaurantes ubicados en áreas rurales que apuestan por una cocina renovada y vanguardista, eso sí, basada en las raíces tradicionales. La elaboración muy cuidada. El cocinero trabaja muy bien la casquería, al igual que los asados, cocinados en su punto justo.

La carta es muy corta y bastante clásica. Se echan de menos referencias más actuales, más acordes con la cocina de este restaurante. El cuidado al vino es bueno: las copas son buenas, intachables, y te sirven el vino a una temperatura adecuada. Qizá, el servicio debería mejorar en algún aspecto.

En la comida le doy un 5 porque creo que es admirable la innovadora labor del cocinero.

El precio por persona oscila entre 17€ del menú más barato, hasta los 50€ del menú degustación.