El duelo quedó pendiente del día anterior, cuando paseando con mi cuatrero favorito por El Carmen en busca de un aperitivo previo a la comida que nos deparaba el duro de Lucca, nos asaltó una señorita invitándonos a la degustación de una tapa. Los tipos de nuestra calaña no acceden a la primera, por lo que pasamos de largo eligiendo otra taberna. Fue a la vuelta, con la chica ya entregada, cuando decidimos entrar.
Unas muy buenas albóndigas provocó mi visita de domingo. Quise tomarlas en la parte inferior, en la zona de la barra igual que dicho día. No disponíamos de mucho tiempo y acertamos, pues estábamos solos aquí y los platos salieron con la celeridad esperada.
Pedimos para empezar unas alcachofas en tempura, las cuales estaban crujientes por su rebozado, que recordaba en parte a los buñuelos de calabaza, y tiernísimas, llegando al corazón de la misma. Muy buena la presentación, aprovechando el rabo e invitando a cogerlas por ahí.
Salieron al ratito las albóndigas en salsa bien trabada, muy buenas, de buen tamaño, prietas pero sin estar apelmazadas, con piñones por dentro y toque de nuez moscada.
A continuación y por último, rabo de toro. Nos lo sacaron en dos medias raciones por decisión del cocinero, cosa que agradecimos al igual que el plato de patatas fritas como acompañamiento que ni pedimos ni nos cobraron. Bien estofado, suave sabor de casa, quizá me faltaran esa bolitas de pimienta negra que acompañaran al bocado dándole marcha.
Servicio de pan calentito y crujiente, y dos cervezas de barril para mi compañero, y un par de copas de tinto entre las pocas opciones que tienen para este fin. Tan sólo un par de blancos y tres tintos. Elegí un Blés de Aranleón que no me gustó y un correcto Melior. Servidos en copas Rona de buen formato.
No hubo más, ni postre, ni café, ni licor, pese a la insistencia de Marisa.
Me pareció una tía muy maja, agradecida por la nueva visita y prestándose a la charla. E incluso a las observaciones, como la de ese primer vino que me resultó casi imbebible, con el que estuvo de acuerdo y que no cobró una vez vi repasando la cuenta. También la importancia de una relaciones públicas que lo dé a conocer, porque realmente la entrada no es a través de la calle Caballeros. Y como no, de la invitación a una tapa, que tuvo como consecuencia esta comida.
¡Aurelio! Jajaja...
Es que supuestamente es fácil. je je
Que bueno eres, relatas lo sucedido de forma que me metes dentro. Un saludo.
Se agradece el halago. Un abrazo.
Oti, sinceramente es de los pocos sitios de la calle caballeros que entraría. A tu favor diré, que transmite entrega y compromiso por hacer las cosas de la mejor forma. El local lo vendes y a la relaciones también, jaja!
Saludos
El Bueno, el Feo y el Malo.
Faltaba uno de los tres.
Elige.
Jajajajajajaja
No, no, rellena tú las casillas que eres el decano y el más sabio
Yo ya imagino lo que me toca. :-(
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXD
Anda que no hace que no como unas albóndigas. Me ha llamado la atención el sitio, y esas mencionadas albóndigas así como las alcachofas no pueden faltar en esa cita ;-)
Buen disfrute Otilio!!!
El decano en estas páginas eres tu.
Yo soy el "mas cano" y el más viejo de edad. je je
Pues ya tenemos uno:
El Bueno, el Feo y el Cano.
Faltan dos.
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(Oti no es muy "Bueno" precisamente, ¿no?)
Oti "es como es".
Ya sabes que a los amigos hay que aceptarlos como son.
Osea que lo conoces. La verdad es que si se leen los anteriores comentarios espanta. O se han enmendado, o tuve suerte en los platos y elección de cómo tomarlos. Subí a la visita obligada de todo meón, y observé un par de comedores de reducido tamaño que se veían bien puestos. No sé si habrá otra vez, pero igual sigo optando por quedarme abajo en plan informal.
Un saludo, joven Luis.
Pienso que serían una buena elección. Fui de nuevo con el propósito de las albóndigas con unas patatas y una copa de vino, pero me animé. Al que iba conmigo le gustó más las alcachofas. Los tres platos a buen nivel.
Celebro haberte conocido en persona. Un abrazo.
Como os veo dubitativos, el malo es Gabriel, el feo tu, y el guapo yo.
¿Y cómo soy? habla, habla, seco cántabro... ¡Tendrás tú queja!
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