Restaurante ubicado en una antigua casa, interior confortable con gruesas paredes de piedra. Ideal para noches frías.
Nos ubicaron en la bodega, pequeño habitáculo separado del resto de mesas. Imagino que es para ganar una mesa porque no me pareció la mejor de las opciones. Interesante carta a precios algo elevados. Escogimos como entrantes un correcto huevo poché con setas y una regular sopa de cebolla y compartimos un "Trinxat" para mi gusto con demasiada patata y poca col. Y la panceta demasiado frita, dura para cortar y sin aportar su sabor. Acompañamos un Brunus, correcto.
La camarera que atendió nuestra mesa distante y antipática. No es mi primera opción en Llívia.
Caro: 4 croquetas (mediocres), 1 trinxat (cansalada horrorosamente salada, el resto soso e insípido), 2 platos de arroz de montaña (de los peores que he tomado), un agua y una botella de vino = 77 euros. (Eso sí el pan muy rico)
Servicio: dos chicas que nunca estuvieron pendiente de la mesa (en un comedor con 7 personas)
Mi consejo: no vayáis. Hay miles de sitios que se merecen clientes...
Hacía unos cinco años que no lo visitaba, pero me gustó incluso más que la última vez. La sala, muy agradable, con paredes de piedra que invitan a pasar un buen rato. Varios menús disponibles que permiten comer a buen precio (el menú Can Ventura sale a 32 euros). Carta variada, con platos bien ejecutados, sencillos y buenos. La carta de vinos está bastante bien, con precios en torno al doble que en tienda. Bastantes referencias de botellas pequeñas. Copas correctas.
Uno de los recomendables de la Cerdanya.
Extraordinario restaurante situado en el centro de Llívia (Pueblecito español, dentro de Francia). De decoración rústica y muy cuidada, ambiente más que acogedor (me hubiera quedado toda la tarde). La carta es variada con platos de carne principalmente. Posibilidad de coger entre 4 o 5 menús, que se componen de los platos de la carta que tú escojas (pero con una ración más pequeña). Nosotros cogimos el menú cerdanya (50 euros) compuesto de 2 entrantes, 1 plato de pescado, 1 de carne, y los postres. Los platos ejecutados correctamente por lo general (con falta de algo de sal en alguno), las raciones acertadas, ya que sin quedarte con hambre tampoco te tienes que dejar ningún plato. La carta de vinos con unas 80 referencias, todas ellas catalanas, a excepción de una veintena de riojas y ribera del Duero. Grandes vinos como Aalto, Vega Sicilia, Vall Llach, eso sí a mas del doble del precio en tienda casi todos. Nos pedimos un cava Gramona imperial brut y un Finca malaveina 2005 de Castillo de Perelada, excelentes los dos y bien servidos. El servicio de camareros excepcional. Acabamos en la recepción del restaurante, donde pude fumarme un habano, junto con una copa de Grappa Poli que estaba riquísima.
Una experiencia inolvidable, os lo recomiendo enérgicamente.
P.D. El precio es con vinos incluidos.
Restaurante idílico, en un entorno de ensueño. Rústico y situado en la Plaza Mayor de Llívia, nos ofrece la posibilidad de situarnos de lleno en la Cerdanya. Comida de afluencia francesa, aunque sin olvidar los productos catalanes. Todo esto con un toque de modernidad y originalidad increíble. Todo esto sellado con un buen servicio del vino y una gran selección. Buena relación calidad-precio.