Este asador con ambiente de sidreria lleva ya veinte añós abierto, y aguanta el tipo. En parte, porque Madrid es muy grande y hay gente para todo.
Cuando sabes que vas a dejarte 50 euros en comer, esperas como mínimo comer bien y estar bien servido. Zerain tiene que cuidar ambos aspectos.
Compartimos unas Alubias de Tolosa vulgares, insipidas, servidas con su acompañamiento (el Sacramento)de berza, morcilla y costillas, escaso y recalentado.
El cogote de merluza -ración individual 24 euros- muy bueno y abundante. El clásico a la plancha regado con una ajada.
El rape a la plancha -para dos 44 euros- muy bueno y escaso. Se quedó corto en tamaño por comparación con el cogote.
El servicio de vino quedó muy pobre. Un Rioja Alavesa Solagüen crianza del que sólo había medias botellas, que continuamos con el Solagüen Reserva 2004 a 17,50 euros. Servido caliente, hubo que reclamar un cubo de hielo para enfriarlo. Buenas copas, que sólo nos cambiaron a las chicos. Las chicas, que se fastidien¡¡
La dueña vino al final a preguntar que tal. Le dijimos que los pescados bien, y las alubias mal. Y no le gustó. O sea, que no mejorarán nada.
Nos 'premiaron' no invitándonos a 'tejas y cigarrillos' de Tolosa. A las otras mesas sí.
Es una pena, porque es un local agradable, muy cómodo para comer a gusto después de visitar el Museo del Prado o el Thyssen, que están muy cerca.
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