Restaurante Mas de Roures en Vall d´Alba
Restaurante Mas de Roures
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
28,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
lunes
Nota de cata PRECIO MEDIO:
40 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.0
Comida COMIDA
6.8
Precio medio entorno ENTORNO
6.3
RCP CALIDAD-PRECIO
6.1
Opiniones de Mas de Roures
OPINIONES
9

Después de una hora en la mesa nos llega el primer entrante...ibéricos! ...después de otra media hora nos llega el segundo alcachofas a la brasa... En ese momento le cimentamos que el paso de jamón y queso que AÚN no han traído para los niños.. No lo traigan..de ahí ya cuando estamos dos horas en la mesa llega el último entrante... Mientras tanto hay gente que ha llegado después y ya está con el postre...creo ver tres mesas en esa situación..
Al final llegan los platos principales...muy buenos..eso sí... Pero la desesperación ocultan el plato casi por completo.
Sí no fuera la tardanza un sitio recomendable.

Coincido plenamente con eusebiorbs.
Demasiado aceite depositado en los platos. De pequeño me dijeron..., la abundancia, generalmente, es mala. En este caso una verdadera lastima al enmascar el fantastico relleno de berengenas con foie laminado. Un crimen ( segun mis gustos) que las patatas esten, ademas de fritas, regadas al servir con aceite de oliva
Local de estética agradable, mesas demasiado juntas que invita, no necesariamente, al cotilleo. ;-)
En esta ocasión estaba lleno por lo que la rumorología y presión sonora, campaban a sus anchas. Muy molesto
Despues de los entrantes nos sirvieron una paella "supuestamente" tradicional. Nada mas lejos de la realidad. Y es que no admito el color verde como dominante, ni aderezos fuera de lo común. Se puede y debe de ser creativo, pero aquí no toca.
Volveremos para darles una segunda oportunidad, un mal día lo tiene cualquiera.
Carta de vinos suficiente

La amable dirección que regenta este restaurante, presenta algunos rasgos contradictorios. Por una parte ofrece una excelente calidad de producto, un local encantador, pero no sabe rodearse de un servicio eficiente, no obstante te lo hace cobrar a precio de grandes profesionales.

Como sea que fuimos varias personas, recorrimos parte de su carta, en una extensión mayor de lo habitual.

Hay un denominador común que es el abuso del excelente aceite que adorna sus platos, que enmascara el sabor de cualquier plato.

La cuenta incluye bebidas extras, por lo que no es representativa de la media, es decir, con facilidad puedes sentarte en este establecimiento sin que la cuenta sobrepase los 40 euros.

Los postres estupendos.

He estado en dos ocasiones, las dos hace uno o dos meses.

El emplazamiento del establecimiento es encantador y además como voy entre semana me beneficio de una atención perfecta.

Para entretenerte, unas almendritas fritas por ellos mismos y un servicio de pan torrado a la leña con un auténtico ajoaceite artesanal excelente.

Dentro del menú, hay que pedir los platos de temporada. Tomé un variado de setas un poco decepcionante, por que estaba esperando unas naturales con el sabor de la tierra.

Esta última ocasión pedimos una paella para dos, con un resultado de sabor intenso, de verdura de su huerto, junto al mismo establecimiento y pollo de corral, oscuro y aunque de carne más prieta, más sentido. El arroz suelto, en su punto y raciones abundantes. Un 7 sobre 10.

Los demás platos que recuerdo no han dejado una fuerte huella en mí, pero sales con el regusto de saber que has pagado un precio razonable, y que la carta tiene más recorrido, así que volveré y añadiré comentarios si procede.

Demasiada fama para lo que te encuentras: ruido, servicio muy lentoy no excesiva calidad.
Entrantes: parrillada de verduras: 1 espárrago escuálido, 1 patata pequeña, 1/2 cebolla y 1 rodaja calabacín. Esta última 1 cuarto de hora después del resto!
cuadritos de berengena rellenos de foie y pato "jascoso".
Bacalao al pil-pil: bacalao confitao al que le añaden la salsa guardada, con lo que el resultado tira a soso.
Copas de helado y tarta de chocolate, lo mejor de la comida.
Un ruido de comedor de bar. Esperabamos encontrar una masia encantadora y es un edificio sin gracia con una entrada angosta sin cartel.

Fuimos en Mayo de 2010 a comer y este sitio ha sido toda una sorpresa descubierta por unos amigos. Destacan varios platos realmente bien cocinados. Para esperar te sacan un pan de la zona con tomate y aceite que está sencillamente exquisito, si lo untas con el allioli hecho con aceite de la zona, la combinación es exquisita.
De los entrantes destacar la alcachofa a la brasa, en su justo punto de cocción que tan difícil es de conseguir en la brasa, me recordaba las alcachofas a la judía que probé en Roma. Probamos unas colmenillas rellenas de foie absolutamente deliciosas, tomate rellenos exquisitos. Un plato a destacar: langostinos con manitas de cerdos, cuya textura recuerda al all i pebre pero con manitas, delicioso. De principal pedimos carnea la brasa, hecha en su justo punto de cocción. En este lugar dominan a la perfección la brasa. Los postres que nos sacaron (un combinado) estaban de locura. Correcta carta de vinos. El ambiente es ruidoso, pero la calidad de la comida y amabilidad de la dueña superan con creces esta pequeña limitación. Sitio realmente recomendable, volveremos sin duda.

Me considero un cliente de muchos años de este conocido restaurante de la Plana Alta y en mis innumerables visitas nunca me he encontrado en la situación que tu nos describes. Soy cliente muy habitual (voy casi todas las semanas) y si algo puedo destacar precisamente de este local es el excelente trato recibido por parte de las dueñas, siempre atentas a todo y que no les importan en absoluto las pequeñas críticas que se puedan recibir (muy pocas, por cierto). De este restaurante resaltaría su ubicación, perfecta para visitar con niños ya que no existen problemas de tráfico etc. es un lugar muy tranquilo en el que uno puede olvidarse del mundanal ruido de la ciudad y degustar platos típicos aderezados con un toque de exclusividad (destacar la caldereta de cordero, el chuletón de buey, el solomillo lechal al foie... y sus exquisitos postres, todos ellos elaborados por ellos mismos y que sinceramente son de lo mejor que he probado). Destacar también el constante goteo de personalidades tanto del mundo de la política como del deporte (Villareal CF, que en ocasiones ha celebrado allí sus éxitos), así como importantes empresarios de la comunidad. Recientemente se ha incorporado una carta escrita (ya no la cantan). Todos estos detalles son los que hacen del Mas de Roures uno de mis restaurantes favoritos, el mejor de la zona en cuestión y que no dude ni un momento en recomendar a todo aquel que desee visitarlo.

Primera vista y buenas sensaciones: excelentes entrantes (rovellons y carxofes a la brasa, enslada de bacalao y berenjena) y mejores segundos (conejo al all i oli, cabritillo al horno, y conejo estofado). Muy bueno el pan, estilo rústico.

Bebimos Maduresa, a 24 € y temperatura ambiente; y Juve & Camps Resarva FAmilia a 23 €; las copas de calidad media.

Incomprensible sacar un surtido de postres para cuatro en versión XXL, donde podrian comer fácilmente ocho y por 24 €, a pesar de estar buenos ...

El local concurrido y ruidoso aunque no desagrable. La carta la cantan, no está por escrito, y un precio medio que ronda los 40 € pax. Lo recomiendo siemnpre que se tenga cuidado con al pedir los postres y vinos de la climatizadora.

Sería injusto si no pusiese esta restaurante después de 3 veranos acudiendo a él a degustar la caldereta de conejo, o los calamares con habas tiernas, o los higos con queso, o el queso frito, o la parrillada de verduras, o el insuperable conejo al all i oli,...
Increíble encontrar en una masía "perdida" entre Vall d´Alba y Benlloch, cerca del arco romano de Cabanes, y en un ambiente muy familiar esta oferta, que invita al gulesco yantar, con vinos en los que hemos conseguido que, por fin, se añadan caldos de la zona de Levante (Vega Alfaro, Maduresa, Pago de Balagueses,...), en copas Spiegelau.
Se come y se disfruta, terminando con unos postres suficientes, una copa de aguardiente, y en busca del turrón que, durante todo el año se produce y vende en el pueblo de Benlloch.

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