Con gran ilusión emprendimos viaje desde Comillas mi mujer y yo para disfrutar de las presuntas bondades de este rte. Después de varios "labarientus" conseguimos llegar, a pesar de tener GPS.
La situación y descripción está realizada por anteriores comentarios. Tiene buena cristaleria, vajilla, aquí también ha llegado Ikea, mantelería, etc..
La carta de vinos es muy amplia pero sin actualizar, me baso para hacer esta aseveración en que pedimos un Louro do Bolo del 2007, era la añada que aparecía en carta y nos trajeron un 2010. Me las prometía muy feliz al poder tomar una añada "vieja" y no pudo ser.
Tomamos de primeros platos: La crema de andaricas (12,95), discreta, no me dijo nada, esperaba un sabor más concentrado a nécora. Y Plato de aperitivos (11,95) estaba compuesto de: Chupito de crema de nécora, 2 croquetas de compango de fabada del tamaño de un dado de poker. Una cebolla rellena de bonito, tamaño castaña y un hojaldre con pasta de queso. La ración daba pena verla, por lo diminuto que eran sus componentes, eso sí estaban bién elaborados. Magníficas las croquetas aunque costaba encontrarlas cuando las metías a la boca.
De segundos: Una Ensalada de bogavante (33,26), de forma cilíndrica, en su mayor parte era una juliana de lechuga, algunos corales, no sabían a nada y 2,5 trozos finos de bogabante, que estaban muy sabrosos. Otra decepción, no se puede cobrar ese precio y dar cantidades ridiculas, excepto de lechuga.
Y Cigalas, con pasta y berza asturiana (24,95), bién alaborado el plato, sabroso su conjunto, pero eran tres cigalas pequeñas, partidas en trozos. La ración muy escasa.
De postre : Su famoso arroz con leche (9,50), abundante ración, ¡ya era hora!, magnífica, de las mejores que he comido y Torrija de pan tostada (8,50), bién.
Para beber un Louro do Bolo-2010 (21,24), magnífico vino que acompañó muy bién nuestra escasa comida, agua mineral Fuensanta-l litro (3,24) y un café e infusión (2,50 Unid.). El servicio correcto sin más adjetivos. La relación cantidad /precio : mala.