Hacia tiempo que tenia ganas de volver a este restaurante que me trae muy buenos recuerdos, he pasado agradables comidas y cenas en este local desde hace mas de diez años.Ibamos predispuestos a disfrutar pero... Este no es el que yo conocía.No me gusta hacer comentarios de los lugares que no me han gustado pero esta vez lo hago por ese cambio que he notado.El producto es bueno ,la carta de vinos es un engaño ya que de tres que pides no tienen ninguno y te quedas con cuatro solo ha elegir.Lo peor el servicio, lamentablemente mal atendidos.No se puede servir un tinto a mas de 20 grados al final de la cena cuando lo tienes pedido desde un primer momento,no se debe reclamar agua mas de cuatro veces y siguen sintraerla.Lo siento chicos pero recordaba este rincon como algo especial y asi lo recordare pero ya no me motiva visitarlo otra vez. La RCP decepcionante.El precio es sin bebida.Puntuo solo correcto la comida y entorno agradable lo demas muy deficiente.

Hoy hemos estado en Torrevieja por trabajo y una persona de allí nos ha llevado a este restaurante, en el que la parte baja en una barra y han puesto un menú de mediodía con productos de muy buena calidad y a muy buen precio. Este consta de tres platos con tres opciones cada uno de ellos, de primero hemos tomado ensalada, de segundo gazpacho con mero muy parecido al gazpacho manchego pero con un sabor exquisito y de pescado, para terminar con un plato de atún a la plancha con guarnición. De postre crema catalana. Todo esto por un precio de 12,00 € bebida aparte. Comentar que la parte de la carta había muy pocas mesas ocupadas y sin embargo donde hemos comido estaba lleno incluso han doblado. La valoración de este restaurante para mí es de muy buena relación calidad precio en este menú. No hemos pedido vino por lo que no puedo hacer valoración sobre el punto

La verdad que es uno de esos sitios con los que te quedas con buen sabor de boca, y decides que cuando estés por la zona volverás. Un valor seguro donde sabes que comerás y serás bien atendido.
Todo sigue igual (que no es poco), o quizás mejor. EL servicio atento simpático y amable. Un detalle esa Heineken fresquita servida en una cubitera con hielos en el aperitivo.
Nos dejamos llevar por sus sugerencias y nos tomamos de primeros una magnificas almejas de carril, gambas rojas (quizás un poco pequeñas) pero buenísimas y unos magníficos calabacines en flor con brandada de bacalao y trufa.
De segundo una impresionante lubina salvaje a la sal. Deliciosa, hacia tiempo que no probábamos una lubina a la sal como esta.
De postre una tarta de chocolate muy buena.
Un pero quizás en los vinos, poca selección en cuanto a blancos que nos ofrecieron (no vimos la carta), que era lo que queríamos tomar.
Volveremos y esperamos que sea en menos de un año.

Estuvimos hace cosa de un año y no habiamos puesto la critica, pero la de ahora es extensiva a la visita anterior.
Teniamos reserva sobre las 22,00 por problemas del trafico (veniamos de Madrid) no llegamos hasta las 23,20 según entramos a la carrera, en la barra de la entrada, nos identificamos y lo primero que hicieron, fue decirnos, "tranquilos no pasa nada, aqui se viene a disfrutar", todo un detalle.
No vimos ni una mala cara en ninguno de los camareros, pero se nos quito la duda en el momento que uno de los hermanos que ejerce de Jefe de Sala (lo siento no se los nombres) nos trato con una gran cordialidad y amabilidad.
En el tema de la comida productos frescos de la zona, cocinados a la forma de la región, con unos puntos de coción y calidades perfectas, ademas de la carta siempre te añaden algunas sugerencias, que hace que no sepas que elegir.
En el tema de vinos tienen una gran bodega y si te dejas asesorar aciertan en el vino y en el precio.
Un valor seguro en el que nunca te van a fallar.
La sala esta muy recargada, siempre tienen alguna exposicion de cuadros de pintores noveles que puedes comprarlos sin ningun problema.

En el "centro administrativo" y muy cerca del puerto y paseo (cerca del clásico hotel Fontana) no esperaba una cocina y bodega de ese calibre en una localidad turística en pleno agosto. Lástima de la hipercolección de "cuadros" que agobia en la sala. Muy buen servicio, cristalería y vajilla, buena carta y un sumiller/encargado de bodega muy servicial y competente (nos sacó un par de berynas del ¿2000? de irreprochable precio y calidad de los que parecía no querer desprenderse). Estupendos entrantes (remarcable la flor de calabacín con ventresca) y género excelente y en abundantes raciones. Para volver.