Sensaciones agridulces

No es fácil encontrar restaurantes de calidad en Cullera. Acudimos a cenar a éste por recomendación y el balance fue irregular.

Local repartidos en dos zonas (terraza acristalada), algo ruidoso por las típicas cenas de grupo que suelen tener problemas auditivos por el volumen de voz empleado. Mesas correctas.

Pedimos un Enate 234 Chardonnay, que no ofrecen a catar y mantienen en funda refrigerada. Copas correctas.

Nuestra opción fue una cena a base de raciones.

-Salteado de gambas y ajos tiernos. Excelente

-Tosta de pimiento rojo, berenjena y anchoas. Correcta, algo sosa y lo peor, patatas a lo pobre recalentadas y pasadas.

-Volcán de morcilla rematado con un huevo de codorniz. Bastante bueno, sobre todo la morcilla, que nos recordaba a la matachana de León. La misma guarnición recalentada.

-Minihamburguesa. Correcta presentación y sabor.

-Y lo peor de la noche. Pirulís de confit de pato. Se trataba de una especie de "moneda" de la carne de pato -fría y seca- pinchada en un palillo sobre el mismo trozo de patata recalentada y una base de arroz Brillante con una salsa. Los cuatro pirulís en un vaso tipo chato. Un intento de cocina creativa al que le faltaba libro de instrucciones para comerlo. Un fracaso de plato.

Atención correcta. en resumen, buenas ideas, pero fallida realización y suspenso para las guarniciones, capaces de arruinar una velada.

Nos recomiendan los arroces de mediodía. Quizá haya una segunda oportunidad.

PD: No disponen de wi-fi.

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