El pasado martes estuvimos en Can Dolç. Años atrás había visitado este restaurante y durante un tiempo sin visitarlo, en el último año he ido 2-3 veces. Can Dolç es uno de esos sitios que debes saber lo que vas a comer. No pidas alta cocina y tampoco pidas una carta extensa de pescado si eres amante de el. Sin embargo, los platos que ofrecen destacan por su calidad.

Situado en el tranquilo pueblo se Sant Feliu de Boada, recomiendo a quien desee ir que encargue antes. Sobretodo los fines de semana. La gente de la zona, y turistas son conocedores de la zona y he visto cola por comer.

Al llegar, te sirven un plato con 2 longanizas pequeñas a modo de degustación, y un plato de aceitunas más que digno. A continuación pedimos:

Primeros:

- Caracoles secos, con salsa de tomate y all-i-oli a parte. (muy recomendables)

- Calamares a la romana.

Segundo:

- Paletilla de cabrito, muy tierna y muy gustosa. Acompañada por un salteado de verduras y patatas.

- Chuletas de cordero.

Postres:

- Tapón de chocolate con helado de vainilla.

- Crema catalana.

1 café

1 Vino D.O. Somontano (no recuerdo el nombre)

1 Agua

Lo dicho. Lugar muy recomendable. Servicio muy agradable. Volveré sin dudarlo.

Cuando llegas,tienes un platito con 2 dientes de ajo y dos tomates en la mesa. Enseguida te traen dos rebanadas de pan calentito del horno.
Las anchoas con un poquito de aceite y ajo estaban aceptables y la escalibada estaba muy buena. El entrecot y solomillo de ternera a la brasa estaban excelentes y al punto. Buena materia prima. La crema tostada era casera y estaba realmente rica, con una textura un poco más compacta de lo habitual. No es un lugar de hiperlujo pero está más que digno. Lo acompañé con una copa de vino de la zona porque conducía, pero tenían algún vino curioso en la carta, donde predominaban los vinos catalanes. Carta aceptable.

Pasando un fin de semana en el estupendo Mas de Torrent, el sábado decidimos comer en Can Dolç y fue un acierto.

Recomiendo los caracoles “secos” muy buenos, servidos con dos salsas ni siquiera hace falta palillos para comerlos, salen solos. Las carnes, a la brasa, son riquísimas y con un buen punto de cocción y las galtas con cigalas, son de llorar, por lo melosas que son.

Servicio atento sin atosigar, la carta de vinos no es gran cosa, nosotros optamos, como la mayoría, por un vino joven de la casa de la D.O Empordà.

Dos platos cada uno, mas dos postres, vino, cafés y un destilado con hielo, 67,46€

Ubicado en el pequeño pueblo de Sant Feliu de Boada, en la plaza del pueblo, se ubica este restaurante tradicional pionero en la zona. Las distintas habitaciones de una masia de labradores sirven para crear un ambiente muy acojedor y rústico.
Carta corta llena de productos de la zona y elaboraciones tradicionales. Aquí el fuerte es la carne a la brasa, y en concreto de encina. Costillas de conejo, chuletas, paletilla de cordero, secreto ibérico, etc. Calidad en el producto y bien tratado. Destacable el secreto ibérico. Carta de vinos mejorable y servicio justo. Postres caseros. Magnífica RCP. Conviene reservar.

Fuímos por primera vez recomendados y hemos repetido este verano varias veces. Muy buena relación calidad-precio, cocina típica catalano-empordanesa de mercado.
En verano recomiendo hacer reserva y cenar en la terraza que es precisamente la plaza del pueblo.
Se encuentra al lado de otros famosos pueblos de la zona como Palau-Sator y Peratallada.