Sábado noche , local hasta la bandera , nos hacemos un hueco para dos en la barra lateral . Picamos : patatas bravas a su forma , platito de boqueron frito , croquetas bacalao y para terminar solomillo trinchado con ajetes ( escaso para los 20 euros que nos cobran ) . Todo bueno . Local bullicios y con servicio un tanto despistado y nervioso ( se aprecian tensiones entre camareras y encargado ) . No tomamos vino . Evidentemente no es el mejor sitio para una tranquila cena , pero cumple perfectamente para una picadita .
Acabamos cena en Casa Guillermo con media de anchoas , platito de bonito y pimiento y de postre un rico pastel ruso . Local también con mucha gente pero se aprecia y agradece el trato familiar .