Una vez más sutil y elegante

Efectivamente sutil y elegante. Es una seña de identidad de la casa que se mantiene en el tiempo y que lo va distinguiendo del resto. Creaciones delicadas, suaves, complejas , pero con toda la intensidad de sus productos, saben a lo que las componen, aunque al principio no lo parezca. Quizá este menú de Otoño sea inferior al de Junio, se echa en falta algo de fuerza y carácter en alguno de los platos, es discutible, pero se mantiene la tendencia previa marca de la casa. Sin entrar a valorar exhaustivamente ningún plato , merece la pena destacar el último del menú , la bola de chocolate blanco: excepcional e impactante. En el capítulo de peros, dos que parecen no mejorar: el servicio atento y amable , pero en ocasiones muy bisoño y despistado y la atención al vino que puede rayar en ocasiones la desatención, aq amable eso sí . Un restaurante de estas características precisa una mejora del servicio del vino, estar más cerca, más predispuesto al consejo con el que no sabe, o al dialogo con quién lo solicita. En ocasiones parece que el vino se sirve y poco más.

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