Buena relación calidad-precio

Es la segunda vez que vamos, la primera comimos el menú degustación y salimos desbordados de comida y nos pareció un poco caro. Esta vez hemos pedido con más moderación, tres entrantes (ensalada de tomate valenciano y salazones, calamares a la romana y croquetas caseras de bacalao) para tres adultos y una niña y un arroz seco de pescado exquisito y cumplido, más postre, cafés y vino y hemos salido encantados.
El entorno es precioso, con la parte trasera que da a los arrozales de la albufera. El salón está decorado muy agradable (reforma reciente) aunque las mesas están muy pegadas. El servicio es familiar con lo que ello conlleva de lentitud o despiste en ocasiones pero siempre acogedor y discreto.
Pedimos una referencia extranjera de uva riesling y no había, así que nos decantamos por un albariño de rias baixas (Leiras), bien servido y a buena temperatura y de precio sin pasarse.
El postre bien elaborado y sabroso aunque un poco carete(5/6 euros).
Destacar que el restaurante tiene un amplio parking y un parque infantil, lo que viene de coña para los que llevamos niños.
Volveremos sin duda.

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