Pues para mí el hecho de ir catando vinos sin orden alguno tuvo su encanto. Se demostró una vez más que las posibilidades de maridaje son infinitas.
La compañía de todos vosotros inigualable.
Pequeño local sin concesiones maniqueas ni florituras innecesarias. Decoración sencilla y familiar. Servicio correcto y cordial. Vajilla, mantelería,... correctas. Vinos servidos en copas Spiegelau de un único modelo. Estaban avisados, prepararon un buen montón de copas en una mesa auxiliar. Servicio cordial y afable.
Para la ocasión, cena de sobaquillo del encuentro verema, Julio, el alma mater del lugar, nos preparó un menú ad hoc:
Amuse gueule de boquerones en vinagre.
Entrantes fríos de gambas de Denia cocidas y ensalada de tomate raff con bacalao marinado y aceitunas negras.
Entrantes calientes a base de sepión (chipirón) a la plancha, pulpitos de Tarragona a la plancha y paella de fideo fino, sepia fresca y ajitos tiernos.
Plato principal de ventresca de atún rojo a la plancha o entrecot de vaca holandesa, a elegir. Acompañados de unas patatas fritas excelentes.
De postre, surtido compuesto de pastel ruso, tarta Ópera de Paco Torreblanca y canutillos de queso Idiazabal con membrillo.
Materia prima excepcional tratada con delicadeza extrema. Platos exuberantes de sabor. Sencillez para paladares exigentes.
Gracias a todo el equipo por el trato recibido y disculpas por el jolgorio que montamos y por robarles horas de sueño. También disculparme ante Julio por el maridaje alocado e improvisado que hicimos con sus platos.
Volveremos, sin duda.
No puntúo el servicio de vino porque el tema fue bastante anárquico. Más de media docena de vinos abiertos a la vez sobre la mesa, con decantadores, cubiteras,... Caótico. Otra vez, muchas gracias a todo el equipo por aguantarnos.
Por fin, gracias a Wyllys y a Nieves -su encantadora esposa- por ejercer de anfitriones, y a Nacho_G.F., señora, hermano y cuñada, Ponent, Pibe2000es y su amigo ¿Roger? por compartir tan encantadora velada con nosotros. Un 11 para todos ellos.
Pues para mí el hecho de ir catando vinos sin orden alguno tuvo su encanto. Se demostró una vez más que las posibilidades de maridaje son infinitas.
La compañía de todos vosotros inigualable.
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