Cenador dentro de Antaño.
Más que un restaurante puedo decir que es lugar de celebraciones de eventos (bodas, grandes regiones) adaptado a restaurante, lo cual nos lleva a un diseño del local y puesta en escena fría con sillas vestidas, cartulinas con los números de la mesa, camareros que corren en sala, transmitiendo nerviosismo. El menú degustación pues lo mismo, donde dominan las salsas excesivamente cargantes (aceites) y una materia prima floja, los platos llegan fuera de temperatura. La carta de vino atractiva en su diseño y clasicista con toques de nuevas D.O aunque no suelen darme garantías restaurantes que tienen en carta todos los vinos de varias bodegas, cuando todos sabemos que no todos tienen buen nivel, buena RCP, osea que prima la oferta del distribuidor por colocar todos los vinos. El precio elevado para lo que ofrecen. Un lugar para gente no muy exigente, aunque como siempre mi punto de vista está escrito desde la más estricta objetividad.