Curioso local donde el espacio es aprovechado al máximo. Pocas mesas,

Curioso local donde el espacio es aprovechado al máximo. Pocas mesas, aunque cómodo. El entorno no es fashion, ni "moderno", ni de diseño, pero cuando empiezas a ver la carta y los vinos (y sus precios!) la cosa crece por momentos. Excelente cocina con propuestas originales que no esperas viendo el local (paté de caracol, carne de canguro, ensaladas muy trabajadas, carpaccios que invitan a repetir...) Y los postres...ay! una de las mejores tartas de queso que he tomado nunca.
Sobre los vinos, la carta te recomienda los adecuados con cada plato, pero lo mejor es dejarse aconsejar por el dueño y sumiller, Paco (no en vano, es el presidente de la Asoc. de sumilleres de Valencia). Es una gozada ver cómo explica cada plato, con sencillez y deleite. La selección de los vinos, buena. Y los precios de los vinos, increíble: a precio de tienda, y te cobra sólo por el servicio. Ya he ido dos veces, pero pienso repetir. Por unos 30 euros cenas sobradamente y con vino! felicidades.

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