Efectivamente, buena línea

Hacía casi un año que no iba, y coincido con HektorV en su mejoría. Yo creo que el éxito de este restaurante es la originalidad de sus propuestas y la calidad de las mismas: alterna raciones clásicas (embutidos, quesos) con otras mucho menos frecuentes en Tarragona (croquetas de pato, huevos rotos en diferentes variedades, platos de bolets...) e incluso platos de cuchara que va cambiando con frecuencia (ayer nos ofrecieron albóndigas de pato con salsa de chocolate, dorada rellena,...). Todo estaba muy bueno, el pan de buena calidad y el aceite de La Boella, lo que es un seguro de acertar. Además el servicio de camareros es amable, rápido y muy profesional. La carta de vinos es correcta, lástima que no consten las añadas, y el coperío bueno. El camarero trajo la botella a la mesa desde el armario-bodega y se la volvió a llevar para que no se calentara, ya que estábamos todavía con las cervezas, buen detalle. Decoración que alterna lo rústico con lo moderno, no hay manteles sino caminos de mesa. Dos puntos negativos: postres muy escasos y subidos de precio(helado de yogurth con frutas del bosque, manzana con calvados, sólo una pequeña bola de cada a 5.90€ cada uno)y por fin las 4 televisiones que adornan las 4 esquinas del local y que no entiendo su utilidad, a pesar de que , por fortuna, el sonido no es alto. Los precios han subido algo, pero sigue siendo una muy buena, y sabrosa, alternativa en la ciudad.

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