Excelente materia prima, servicio penoso

Acudimos con bastantes expectativas a Etxebarri y tuvimos cal y arena: pedimos gambas de Palamós, pulpitos, espardeñas, chistorra y chuleta. Las gambas eras expectaculares, con un ligerísimo aroma de brasa que acentuaba su yodado sabor, y a un precio (33€) que daban ganas de agotar las existencias. Las espardeñas estaban un poquito más tocadas por el ahumado de la madera, pero el plato funcionaba (40€); los pulpitos, con un brochazo de tinta de calamar, unas judias cortadas en juliana tb aromatizadas con su aceite (40€) fueron otro excelente plato. La chistorra, rica sin más (18€) y la carne fue la decepción del día, ya que no fue la mejor de mi vida, sino rica sin más. El postre era correcto. Un Roda I 04 por 45€ acompañó la comida; la carta de vinos es bastante corta, aunque hay algunas alternativas interesantes (Silex 05 por 80€).
Lo incomprensible es que las camareras que llevaban los platos (no se puede decir que servían las mesas) tenían una cara de cuerno todo el rato bastante impresentables, yo tuve que pedirle las espardeñas porque no estaban en la carta, y a la mesa de al lado les ofreció otros pescados que a nosotros no nos mencionó... En fin, no puedo decir que me arruinaron la comida, pero la sensación podría haber sido bastante mejor. Hacía mucho tiempo que no me marchaba de un sitio sin dejar propina y aquí lo hice.

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