Hacia tiempo que no visitaba este entrañable restaurante y la impresión ha

Hacia tiempo que no visitaba este entrañable restaurante y la impresión ha sido excepcional. Pepe Ferrer ha realizado una pequeña reforma (barra y, sobre todo, cocina) y el local ha ganado en modernidad y comodidad. Pero lo que hizo que la experiencia fuera excelente fue la magnífica materia prima y presentación de todos los platos ofrecidos. Variados entrantes (anchoas, albondigas de bacalao, tomate, calamar, etc.), un excelente arroz meloso marinero y dos magníficos postres. Todo ello con un buen surtido de panes y un aceite ecológico siempre a mano en la mesa. En el apartado de vinos, la carta cada vez más completa y con un servicio perfecto. Tomamos un sugerente Champagne Egly-Ouriet, después un interesante Chateneuf du Pape y finalmente un magnífico dulce de Jurancon, Chateau Joly. Vale la pena dejarse llevar por las recomendaciones de Pepe. Todo el conjunto hizo que tuviera una de las mejores experiencias gastronómicas de los últimos tiempos. A mi me va cada vez más este tipo de comidas. Lástima que esté situado en la Horta Nord y que haya que hacer unos cuantos kilometros para ir aunque la experiencia lo merece totalmente.