Directo al podium

Una desapacible noche en Valencia unida a una serie de imprevistos y sensaciones encontradas a lo largo del día no pudieron tener mejor efecto balsámico que atravesar la puerta de Ca Pepico. Desde ese mismo instante una sensación de calidez, limpieza, relax y todo los demás adjetivos que se les puedan ocurrir de esa naturaleza tuvieron lugar. Un buen amigo tuvo se tomó las molestias de reservarnos mesa en un día probablemente complicado y entre todas las buenas opciones propuestas nuestra elección creo que no pudo ser más acertada.

Lugar acogedor en extremo, cálido, impoluto y con un servicio capitaneado por Pep Ferrer , digno de los lugares de mayor boato.

El mismo Pep nos cuenta que la carta de ese día estaba pensada para que los platos se compartieran en formato de ración , algo que nos venía que ni pintiparado (había sido un lardo día en cuanto a comer y beber se refería, amén de otras cosas...) y era justo lo que estábamos buscando. En cuanto al bebercio, no tuve la más mínima duda en ponerme en las manos de Pep.

Las raciones compartidas fueron las siguientes:

Hervido valenciano
Tosta de trufa laminada con aceite y escamas de sal
Esgarraet
Alcahofas plancha
Tellinas
Boquerones rebozados y desespinados.

Además como dotación, en cada mesa se disponía de un par de cuencos con un buen tomate rallado y ali oli casero además de aceite de oliva.

Todos los platos muy bien secuenciados, abundantes (algo que echamos de menos en la visita de la noche anterior a Casa Montaña) de gran sabor (especialmente las alcachofas) aunque el esgarraet tuviera en el bacalao un exceso de sal que impidió casi comerlo (no así con los pimientos, del todo punto excepcionales).

En cuanto a la sucesión de vinos fueron bastantes y de buen nivel, recuerdo la manzanilla Maruja inicial, el oloroso Tresillo para las alcachofas, pasando por un Jura, un Riesling, un Chatêau Paquita... Para finalizar un PX del marco de Jerez sin encabezar que resultó un buen colofón a una de la veladas más agradables que hemos pasado últimamente en un restaurante. Vajilla, cubertería y cristalería de primer nivel con los cambios de copas para cada vino. Temperatura y servicio excelentes en esta capítulo.

Al despedirnos todavía tuvimos ocasión de ver los restos de lo que sin duda tuvo que ser un gran homenaje: varias botellas vacías de una vertical de Viña Tondonia incluyendo añadas míticas como la del 64 y 68.

Desde entonces, nos hemos proclamados incondicionales de Ca Pepico. Espero repetir muchas veces más.

  1. #1

    G-M.

    Pero te los sacó a ciegas?

  2. #2

    Nowhereman

    en respuesta a G-M.
    Ver mensaje de G-M.

    Bueno, los servía y más tarde los presentaba. Y si reclamabas cualquier tipo de información te la decía en el momento. Más que a ciegas, a "bizcas" ;-)

  3. #3

    G-M.

    en respuesta a Nowhereman
    Ver mensaje de Nowhereman

    Jajajaja, buenísimo lo de "a bizcas"

  4. #4

    Abreunvinito

    Veo que encontraste el problema que tiene Ca Pepico: crea adicción.

  5. #5

    Nowhereman

    en respuesta a Abreunvinito
    Ver mensaje de Abreunvinito

    Sin duda alguna

    Saludos.

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  • premio_verema
    Nominado a mejor Mejor tratamiento del vino
    2013
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