Amabilidad

Nos personamos allí por recomendación de un amigo.
Local muy agradable típicamente valenciano y rodeado de huerta en el que rápidamente te sientes a gusto, con una combinación de colores acertada y aunque pequeño no resulta agobiante para nada. Muy limpio.
Tres adultos y una niña de 5 años. Entrantes compuestos de anchoas, croquetas de puchero y pulpo sobre lecho de patatas hervidas. Cantidad razonable y calidad muy aceptable, especialmente en lo concerniente a las "mandonguilles".
Platos principales basados en arroz meloso con cigalitas y fideua con verduras. Mejor el primero que el segundo, un tanto seco.
Postres caseros bien elaborados y con la cantidad equilibrada. Cafés e infusiones.
Todo ello regado con un cullerot de Celler del Roure, bien servido al inicio y con autoservicio posterior. Nada que objetar. Los precios un poco elevados, sobre todo si conoces los precios de cualquier bodega.
En definitiva, un lugar donde te tratan como si estuvieras en tu casa. Pepico atiende con extrema simpatía y ganas de agradar, lo que se agradece en un tiempo en el que la mayoría vamos ladrando por la calle, y además te sirven una comida del terreno, sincera, bien cocinada y sin tapujos.
Probablemente no sea el mejor de Valencia, ni comas como nunca, pero se come con una buena relación calidad-precio y con un trato casi familiar, que no es poco.
Nos ha gustado.

Premios Verema

  • premio_verema
    Nominado a mejor Mejor tratamiento del vino
    2013
  • premio_verema
    Nominado a mejor Mejor tratamiento del vino
    2014

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