¡Vaya alegría! Había perdido toda referencia de este restaurante.
Pues se trata de un pequeño restaurante romano con especial encanto por su ubicación. Sencillo sin grandes pompas pero con una excelente cocina, entre mediterránea y de mercado. Los jueves por la noche preparan unos gnocchi caseos con polenta sensacionales
(al menos hace un año).
Bodega amplia con ciertas referencias interesantes, aunque por desgracia ando un poco perdido con los vinos italianos. De todos modos la encargada de sala conoce muy bien su carta y probamos un barolo sensacional.
Nosotros pagamos algo más pero por el vino.

Amplio y agradable local con bastante espacio entre mesas. Cocina italiana de mercado bien elaborada: ensaladas, pastas, carnes con más elaboración que una trattoria normal. Carta de vinos con más referencias de las habituales (también es verdad que con mis dos primeros intentos no les quedaba el vino). Copas adecuadas. Está bien. Unos 20-25€ por persona.