Un lugar agradable, recogido, sosegado. Buena presentación de platos, temperatura de los mismos mas que correcta y cocina a la vista. Disponen de buenos caldos a la copa (elegimos un Les Alcusses" de Moixent). Pienso que es un lugar mas que adecuado para el que quiera compartir y asi disfrutar de una oferta mas amplia. Una ensalada de espinacas con vinagreta suave de miel, dátiles, pasas, queso... es un inicio ligero, sabores suaves, un buen preambulo. Mini empanadillas de pasta Filo con foie y con morcilla y manzana ácida, deliciosas. Sardinas marinadas en vinagre de Módena fantasticas (Rafa llevo un tiempo la cocina de un restaurante siciliano muy cerca de la Taberna Montaña y aún recuerdo sus sardinas rellenas y su Caponata, otros tiempos...)Salmón marinado con suave salsa de yogur y para finalizar, unas fantasticas albondigas al curry con timbal de arroz largo, no dejéis de probarlas. Postre German ("el flan que no es un flan"...misterio), mousse de chocolate y pastel de platano todo acompañado con un tinto dulce del Priorat. El pan muy bien, crujiente buena miga y sabroso.Buen trato del vino y muy adecuada cuberteria y cristaleria. Mesas de marmol no vestidas, como en el casino del pueblo, comodas y limpias. Y un trato muy cordial.
Atraída por las noches de Jazz de los miércoles, volví a Casa Botella después de mucho tiempo.Este local tenía su gracia para tapear y cierto gusto para los vinos. Pero lo que encontré esta última vez representa todo un paso adelante en ambos sentidos. La carta de vinos ha mejorado sustancialmente; el servicio y las copas, también. En cuanto a la comida, soberbias las sardinas maceradas en vinagre de Módena; muy bueno el steak tartar, aunque por las características del local no lo preparan en tu presencia; el resto, a muy buen nivel. Los postres, todos caseros, siguen estando muy buenos y además los puedes maridar con algún vino dulce muy interesante, que antes no tenían.
Se nota un esfuerzo por evolucionar. Los precios han subido algo, pero la RCP sigue siendo muy buena.
Local de reducidas dimensiones en el barrio de Ruzafa. Decoración sencilla pero confortable y con ambiente desenfadado.
Cocina de mercado que consta de unos cuantos entrantes bastante buenos, como el ajoarriero especial (entre el ajoarriero y la pericana), la yuca o el flan de berengena. Algo más contundentes son las cazuelas donde destacaría las albóndigas de curri. Es una cocina muy sencilla pero muy rica y cuidada.
En cuanto al servicio del vino, la carta es corta pero bien escogida, a falta de algún blanco más, pero las copas son mejorables. Buen precio en los vinos.
El servicio es informal pero correcto y amigable.
Buena RCP y merece ser visitado.
La carta de vinos está bien escogida e incluye buenas referencias. Para viernes y sábado parece conveniente reservar con antelación. Tapas y cazuelas con platos novedosos (unos crepes de morcilla y manzana francamente buenos), algunos mejor que otros, pero en general buen nivel. Para cenar de manera distendida e incluso en poco tiempo si uno va con prisas. En las entradas hay variedad de ensaladas, y en las cazuelas podemos encontrar desde sepia al chocolate a albóndigas al curry o una crema de all y pebre con mussola. Desconozco si hay alguna rotación de platos periódica. Agradable.
Local con aires de taberna o tasca pero de corte moderno, sin pretensiones, de ambiente informal pero con cierto atractivo.
Mesas excesivamente juntas y sin mantel.
Los platos que ofrecen en la carta son muy variados, algunos de inspiracion alemana:
kartoffen salad (tipica ensalada alemana); Roulash (carne escabechada con naranja); ensalada de tomate con ajo tomate; ensalada de bacalao con naranja; sepia al chocolate; sardinas al vino; albondigas al curry. Los postres muy buenos y originales: el postre ’German’ (según Rafa, un flan que no es un flan), salchichón de chocolate...
La carta de vinos corta pero bien pensada en la que predominan los Rioja y los vinos valencianos a precios moderados. Pedimos un Les Alcusses 2002, prácticamente el vino de la casa.
Atención esmerado por parte de Rafa.
Buena relacion calidad-precio, unos 18€ sin vinos.
En definitiva, una nueva y diferente propuesta en valencia que vale la pena conocer.