Garito que aparenta mucho más de lo que es: paredes forradas de buenos caldos, una Caveduke en la entrada... pero cuando entras, te das cuenta de que está orientado al guiri inconsciente. Tapas ridículas a precios disparadísimos (no tengo palabras para describir algo que me sirvieron y que en la carta ponía que era un pincho de tortilla), gritos, humo, taburetes incómodos, servicio altamente deficiente... en fin, una pena.
Ah! El vino a copas (encima) es caro, pero el cristal no es duralex, cosa que se agradece entre tanto despropósito.
Añado éste bar/restaurante para que nadie se equivoque (como nosotros) y tire su dinero ahí.
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