ENCANTADOR.

Comida para 6 reservada con antelacion y con expectacion creciente tanto por el restaurante como por lo simbolico del encuentro. Entorno inmejorable el de esta coqueta casa de comidas perdida en una localidad de esas en las que se detuvo el tiempo hace años. En su contra, mesas muy juntas, acustica infernal, servicio corto, coperio nulo, carta de vinos (si asi pueden calificarse cuatro folios grapados) justa (con alguna grata sopresa), y ni cambio de cubiertos entre platos. A su favor, RCP, comida sorprendente, abundante, rica, llena de matices, un ambiente más que afable, entrañable. De esos sitios que tienen encanto. Y esto es subjetivo. O se tiene, o no hay tercera visita que salve el honor. El plato central (por encargo) era el arroz con pulpo. De entrante, canelon de calabaza con requeson (diversidad de opiniones, a mi me encanto), ajoarrieron con salsa de tomate (bueno), alcachofa con bechamel (excelente, que buena) y algo asi como canape borracho de escalibada y carne picada (rico). Luego llega el arroz, en su punto (algo dulce) y generoso, preparado sobre un fondo de verdura (cardo, zanahoria, patata, garbanzos y otras), y despues la fuente con verdura, tocino y pulpo. Bestial. De postre, mini flan de avellana, trufa y cocktail de frambuesa. Cafe y tres botellas de Mestizaje. Precio, creo que algo mas de 150 euros, pero no pague, asi que desconfiad. En cualquier caso, el paganini nos dijo que muy bien de precio. Merece la pena el viaje.

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